miércoles, 28 de agosto de 2019

Sí, lloro por tí, Argentina!!

Por Mario Vargas Llosa - Madrid - Argentina, un país que era democrático cuando tres cuartas partes de Europa no lo eran, un país que era uno de los más prósperos de la Tierra cuando América Latina era un continente de hambrientos, de atrasados. El primer país del mundo que acabó con el analfabetismo no fue Estados Unidos, no fue Francia, fue la Argentina con un sistema educativo que era un ejemplo para todo el mundo. Ese país que era un país de vanguardia ¿Como puede ser que sea el país empobrecido, caótico, subdesarrollado que es hoy? ¿Qué pasó? ¿Alguien lo invadió? ¿Estuvieron enfrascados en alguna guerra terrible? No, los argentinos se hicieron eso ellos mismos. Los argentinos eligieron a lo largo de medio siglo las peores opciones. ¿Cómo se entiende eso? Un país con gentes cultas, absolutamente privilegiado, una minoría de habitantes en un enorme territorio que concentra todos los recursos naturales. ¿Por qué no son el primer país de la Tierra? ¿Por qué no tienen el mismo nivel de vida que Suecia, que Suiza? Porque los argentinos no han querido. Han querido en cambio ser pobres. Seguir a “caudillos” de pacotilla, “salvadores” de porquería, locos, desquiciados por su mismo odio a todo lo que sea diferente a su locura. Han querido vivir bajo dictaduras, han querido vivir dentro del mercantilismo más espantoso. Hay en esto una responsabilidad del pueblo argentino. Para mí es espantoso lo que ha ocurrido en Argentina. La primera vez que fui allí quedé maravillado. Un país de clases medias, donde no había pobres en el sentido latinoamericano de la pobreza. ¿Cómo pudo llegar a la presidencia una pareja tan diabólica, manipuladora, populistas en grado extremo, corruptos de calle como los Kirchner gobernando ese país?. Al menos ya uno no está!. Esperemos que la que queda no pueda seguir hundiendo a ese otrora gran país argentino! Sin embargo, a juzgar por sus diabólicas relaciones estrechísimas con el desquiciado, paria, bestia troglodita, de la extinta y queridísima República de Venezuela, todo parece indicar que ahora “Cristinita” se apegará aún más a ese escoria, aprendiz de dictadorzuelo, quien ya bastante le ha financiado su mandato a costa del noble pero incomprensiblemente inerte pueblo venezolano. ¡Qué degradación política, qué degradación intelectual! Argentina y Venezuela, dos países extraordinarios vueltos pedazos por una sarta de demoníacos desquiciados!!! Por eso me pregunto ¿Cómo es eso posible?

Bordeando el precipicio

Por Vicente Massot – Prensa Republicana - Aún cuando a muchos les disguste el término y en el gobierno se nieguen en redondo a considerarlo como válido, lo cierto es que ha dado comienzo la transición entre quienes resisten en la Casa Rosada, con poco poder de fuego y la pólvora mojada, y quienes se preparan para instalarse en Balcarce 50 antes de que termine el año. Mauricio Macri aguanta el chubasco como mejor puede, mientras Alberto Fernández mantiene la calma y obra con mesura, midiendo sus pasos de manera cuidadosa, porque sabe que el bastón y la banda presidencial ya son suyos. A ninguno de los dos les preocupa tanto la formalidad del acto comicial que tendrá lugar el 27 de octubre, como el lapso abierto entre el pasado domingo y el día en el cual se llevará a cabo la primera vuelta. Como no creen en los milagros, uno sabe que le es casi imposible ganar en tanto el otro es consciente de que —salvo que se cruce un imponderable en su derrotero— no puede perder. El problema es menos el resultado de las elecciones —que se descuenta— que la manera como actuarán los mercados en las próximas nueve semanas. La Argentina caminará al borde de la cornisa de aquí en adelante al margen de la buena voluntad de los principales actores políticos. Si para muestra vale un botón, es posible que, al fin de la presente semana, el Banco Central termine con apenas U$ 10.000 MM de reservas netas de libre disponibilidad. Hay, al respecto, que distinguir con cuidado las palabras de las decisiones; y los gestos de las medidas que se toman. Quemar las naves —tentación que ronda la cabeza de algunos sectores del oficialismo— es un camino que Macri no está dispuesto a recorrer. La idea de dejar tras suyo tierra arrasada sería tentador si estuviese convencido de desenvolver, en el corto tiempo que le falta para completar su mandato, una estrategia de todo o nada. Pero no es ése el caso. En cuanto a su contrincante kirchnerista, nada más lejos de su plan que echar leña al fuego y tratar de que el oficialismo retroceda escupiendo sangre. Por diferentes que sean sus razones, coinciden en la moderación. La condición necesaria para llegar a octubre sin sobresaltos peligrosos, quizás exista. Claro que, en punto a las condiciones suficientes, no se halla dicha la última palabra ni mucho menos. Lo primero que salta a la vista es el grado de improvisación que ha aquejado al gobierno desde el momento en que se despertó del sueño del empate técnico y debió desayunarse de la derrota sufrida a manos de Frente de Todos, por más de quince puntos. Aunque parezca increíble, el macrismo se convenció de su propia acción psicológica y ni siquiera pensó en tener a mano un plan B, a los efectos de hacer frente a la contingencia de una derrota que inquietara a los mercados. El discurso lamentable del presidente el día de la catástrofe, las medidas económicas gestadas desde entonces, entre gallos y medianoche, y el cambio del ministro de Economía seis días después del mazazo en las urnas, lo que demuestran es —una vez más— su grado de incompetencia. Macri semeja un boxeador, borracho por el golpe de knock out recibido, que camina el ring aferrándose a las sogas y tomando el cuerpo de su adversario para evitar desparramarse en el suelo y escuchar la cuenta de diez. Nada de lo que ha hecho es fruto de un libreto previamente delineado, como hubiera sido lógico. Al fin y al cabo, la posibilidad de perder por seis o más puntos era una probabilidad que —lo sabía cualquiera— desataría una corrida cambiaria. ¿Cómo no prepararse para operar en semejante escenario, si acaso se diese? Un misterio más del trío Macri–Peña–Durán Barba. En cambio, en el estado mayor de Alberto Fernández, al cual también lo sorprendió —cierto que gratamente— la dimensión del triunfo, no hay —de momento— improvisación ninguna digna de comentar. Por de pronto la orden de que nadie se vaya de boca y juegue con fósforos a la puerta del polvorín se ha acatado con disciplina militar. No se ha escuchado a Horacio Verbitsky ni a Hebe de Bonafini clamar venganza, ni a Guillermo Moreno proclamar las bondades del dirigismo económico, ni a Mempo Giardinelli recomendar la reforma de la Constitución. No significa esto que todos hayan abrazado el credo socialdemócrata o reformista —o como prefiera llamárselo— dejando archivado, en el desván de los trastos viejos, sus convicciones revolucionarias. Sencillamente supone que hay un plan de acción cuyo leit motiv es no asustar. En resumidas cuentas, si el bolsillo le ganó al miedo en las PASO, es menester evitar que —fruto del triunfalismo— el kirchnerismo resucite la desconfianza y el temor de parte de las clases medias que lo votaron. La mesura de Macri es producto de su debilidad. La de Alberto Fernández, de su fortaleza. Aquél, si bien ha logrado controlar el dólar momentáneamente, no ignora que al instante en que se conozca el índice inflacionario del mes de agosto —de 4,5 % ó más— y el de septiembre —que podría orillar 6 %— las presiones salariales tomarán fuerza, los movimientos sociales incrementaran sus demandas y los tenedores de plazos fijos pensarán dos veces antes de renovarlos. Ello podría desatar otra corrida de envergadura y llevar el precio de la divisa estadounidense a límites cercanos a los 70 pesos. En este orden de cosas es poca la artillería con la que el oficialismo cuenta, a no ser que eche mano de las reservas del Banco Central y salga a pulsear contra el mercado a como dé lugar. Táctica que, por ahora, ha evitado y que no estaría en condiciones de llevarla a la práctica sin una consulta previa con el Fondo Monetario Internacional y con las futuras autoridades. Por su lado, los Fernández tampoco tienen a la mano una batería de medidas que pudiesen recomendar y menos implementar. No les conviene consensuar un libreto común con el gobierno y saben que —por supuesto—cuanto menos hablen de economía mejor será. Lo que no están dispuestos a hacer —y con razón— es escalar el conflicto social. Llevan la ventaja de que carecen de las responsabilidades propias de cualquier gobierno de turno pero —al propio tiempo— no pueden desconocer que la mayor atención de los argentinos y de los extranjeros se fija en ellos. De la misma manera que el macrismo no está en aptitud de demostrar que posee sólidos motivos para creer que una victoria a expensas del kirchnerismo es probable, y por lo tanto ha pasado a representar el papel del pato rengo, Alberto y Cristina Fernández están presos de su pasado y son pocos los decididos a perdonárselo así de fácil. Fueron plebiscitados hace diez días por la mitad de la sociedad argentina aunque sólo una ínfima minoría en el mundo de los negocios, los mercados y los fondos de inversión considera que el hombre que encabeza la fórmula del denominado Frente de Todos podrá gobernar sin hacerle concesiones a la muchachada de La Cámpora. Las PASO nos han metido en una trampa mortal. El largo compás de espera que han abierto —que habrá de prolongarse por espacio de cuatro meses más— deja al país en un estado de indefinición peligroso. Las consecuencias no queridas de un cronograma electoral disparatado han puesto en tela de juicio la gobernabilidad.

El populismo autoritario nos conducira al abismo

Por Jorge Enriquez – Infobae - Para quienes somos demócratas, cuando el pueblo se pronuncia el deber es no solo respetarlo sino también escucharlo muy atentamente. En las PASO hubo un mensaje muy claro. Gran parte de los argentinos expresó su malestar por la situación económica y canalizó esa preocupación votando a la principal fuerza de oposición. La magnitud del triunfo de Alberto Fernández no fue prevista por ningún encuestador. Sería necio negar que fue tan amplia que lo ubica como el candidato con más probabilidades de éxito en las elecciones generales. Con todo, no debemos olvidar que, pese a su indudable significación política, el 11 de agosto no se decidió nada. Fue una gran encuesta. Las elecciones serán el 27 de octubre. La empresa es difícil, pero de ninguna manera se puede dar por perdida. En forma irresponsable, algunos dirigentes políticos están hablando de la "transición" hasta el 10 de diciembre. No hay ninguna transición. Gobierna el presidente Mauricio Macri con la plenitud del mandato popular que recibió en 2015. No hubo hasta ahora elecciones presidenciales ni legislativas. Es indudable que el pronunciamiento de las PASO, aunque nada haya decidido, tiene una significación política que ha impactado en la sociedad. Pero es una falta de respeto a los ciudadanos dar por triunfante a una facción, por amplia que haya sido su victoria en las extrañas primarias que nos legó el kirchnerismo, cuando todavía faltan más de dos meses para las elecciones Deberemos redoblar los esfuerzos. Estamos convencidos de que este es el camino, con integración al mundo, con respeto por la Constitución y las leyes, con seguridad jurídica, con equilibrio fiscal. Hay una parte importante del voto a Fernández que no es kirchnerista, sino que pertenece a sectores desencantados y que desea que se transite ese camino. Quiso manifestar su angustia porque la inflación le ha complicado la vida a su familia, pero no anhela que la Argentina se embarque en un destino totalitario. Hay que explicar más que nunca cuál es la causa de esos problemas, que se remonta a los 12 años de un gobierno que despilfarró los abundantes recursos que pudo generarle un marco internacional muy benigno. En las horas posteriores a los comicios vimos cómo reaccionaron los mercados: caída de las acciones y de los títulos públicos, y aumento del dólar. Esto indica que el mundo no confía para nada en el kirchnerismo. Lo conoce bien. No se trata de cuestiones financieras ajenas a la vida cotidiana de los argentinos. Al contrario, sin inversiones no habrá aumento de la producción y no se crearán empleos. Todos hemos de perder, en especial los más necesitados. El Presidente dijo que escuchó y comprendió el mensaje de las urnas y pidió disculpas -algo infrecuente en los gobernantes de nuestro país- por ciertas palabras que fueron mal interpretadas de su conferencia de prensa del lunes pasado. Asimismo, sin pérdida de tiempo reaccionó lanzando una serie de iniciativas destinadas a morigerar los efectos de la crisis en los sectores bajos y medios. También dialogó con Alberto Fernández, en un gesto de civilidad política y responsabilidad institucional que tuvo el propósito de crear un clima de mayor previsibilidad en medio de un proceso electoral que debe convivir con delicados problemas económicos. Sin que quepa negar esos problemas, la determinación del Presidente llevó calma al mercado financiero. El tipo de cambio parece haber encontrado un nuevo valor de equilibrio. En este marco, es lamentable el documento difundido por Alberto Fernández luego de su reunión con funcionarios del FMI, que no solo se manifiesta con inusitada dureza (y un notorio falseamiento de la realidad económica) contra el gobierno nacional, sino también contra la propia entidad financiera internacional, la que en las próximas semanas deberá hacer un desembolso ya pactado y que corresponde, ya que la Argentina ha sobrecumplido las metas macroeconómicas fijadas. El propósito del candidato de Cristina Kirchner no puede ser otro que sembrar incertidumbre y apostar a un empeoramiento de la economía que lo deje con chances más favorables de ser electo presidente. El moderado, el estadista que nos quieren vender, no es más que una pose proselitista. Mauricio Macri no está solo. El sábado pasado decenas de miles de personas salieron a las calles y a las plazas de todo el país para testimoniar su apoyo al presidente y su rechazo a cualquier autoritarismo. Esas marchas, que no esperaban, irritaron a los candidatos kirchneristas, que con sus manifestaciones irresponsables hicieron subir el tipo de cambio y el riesgo país. "Cuanto peor, mejor", parece ser el lema que los guía, sin reparar en que su actitud incendiaria perjudica a todos los argentinos, y en especial a los más pobres. La actitud de Fernández ante el FMI recuerda a la del peronismo menemista, a través de Domingo Cavallo, en las postrimerías del gobierno de Alfonsín. Pero no lograrán sus perversos objetivos. Hay un gobierno que no se deja amedrentar y hay una ciudadanía atenta y muy activa. La alternativa a Macri, el populismo autoritario, nos conduce al abismo. Aún si las expresiones de moderación de Alberto Fernández fueran algo más que un conveniente recurso electoral, es previsible que la presión de su jefa política, por ahora escondida para completar esta gigantesca maniobra de simulación, lo incline hacia posiciones más afines con quienes vuelven por todo, entre otras cosas a cambiar la Constitución y a eliminar la división de poderes, sin la cual nuestros derechos quedarán a merced del autócrata de turno. No es una fantasía. Es lo que surge de lo que han hecho, de lo que dicen, de qué regímenes admiran. Y si Fernández intentara alguna tímida resistencia el conflicto entre diversas facciones del peronismo nos retrotraería a épocas sombrías que los argentinos ya creíamos superadas. Nos quedan dos meses para convencer a muchos argentinos que el domingo expresaron su bronca pero que no quieren hipotecar su futuro y el de sus hijos. No podemos darnos el lujo de bajar los brazos.

martes, 27 de agosto de 2019

El populismo del lenguaje tiene su gramática militante

Por Luciano Román – La Nación - Calificar esa excentricidad como "inclusiva" implica entender el uso correcto del idioma como "excluyente"; no es así como se combate la discriminación Chiques... para la próxima clase todes deben leer...". Cada vez son más los profesores que les hablan a sus alumnos con "lenguaje inclusivo". Suprimen el femenino y el masculino, aniquilan el género neutro y aplican su propio diccionario reñido con el español. Más que una excentricidad gramatical, es parte de la docencia militante, a la que se pliegan también varias universidades. En nombre de una supuesta corrección política, avanza la idea de imponer una gramática y una sintaxis "inclusivas" que proponen una nueva grieta. Falta poco para que aquellos que no digamos todes (en lugar de todos) o nos resistamos a duplicar el lenguaje (todas y todos; estudiantes y estudiantas; miembros y miembras), seamos acusados de discriminadores, sexistas y reaccionarios. La propia denominación de "inclusivo" le asigna al otro el carácter de "excluyente". Aunque resulte políticamente incorrecto, quizá valga la pena resistirse a la moda en defensa de nimiedades tales como el valor del lenguaje, la claridad conceptual y la libertad de expresión. Y en defensa, también, de reclamos tan justos e indispensables como el de la igualdad de género, que no merecen ser devaluados con cierta tilinguería militante. No hace falta ser lingüista para entender que en el idioma español el género no está necesariamente referido al sexo. Hay una nutrida cantidad de nombres que son de género gramatical femenino, pero incluyen tanto a hombres como a mujeres (una persona, una criatura, una víctima). Tampoco hace falta caer en áridas disquisiciones para aceptar que el masculino funciona muchas veces como género neutro, abarcativo de ambos sexos. Pelearse con el idioma y decir (como hizo hace poco una diputada española) "portavoces y portavozas" nos aleja del feminismo para conducirnos al ridículo. Coquetear en las aulas con el "lenguaje igualitario" no parece contribuir, tampoco, a que los chicos aprendan a hablar y escribir correctamente (un objetivo que cada vez se cumple menos). Pero el problema (al menos el más grave) no es que haya docentes, periodistas, políticos o intelectuales que recurran a estas extravagancias gramaticales para llamar la atención. El problema es que se intente imponerlo y se pase a una suerte de "autoritarismo de género" que arrase hasta con las reglas de la lengua castellana. ¿Se terminará creando una policía del lenguaje? No estamos demasiado lejos. En ámbitos oficiales ya hay protocolos y "manuales de estilo" que obligan a utilizar fórmulas de "lenguaje inclusivo". Y cada vez es más difícil objetarlas, aunque sea con argumentos técnicos y fundamentos gramaticales. El "todas y todos" aún no es obligatorio por ley, pero vamos en ese camino. ¿Tendremos que allanarnos mansamente? ¿O se nos permitirá argumentar en contra, sin ser descalificados ni acusados de discriminadores y trogloditas? Para empezar, toda ley que nos obligue a escribir o a pensar de determinada manera debería ser resistida. El lenguaje y las formas de expresión no deberían someterse a otras normas que no sean las de la ortografía, la sintaxis y la gramática. Y no deberían estar limitadas por otras leyes que no sean las que penalizan la calumnia, la injuria y la protección de la intimidad. Quienes cultivamos, con mayor o menor destreza, el oficio de escribir tenemos derecho a defender el estilo, la simplicidad y la economía lingüística como parte de nuestras herramientas. ¿Hablan en serio cuando dicen que la República de los Niños, en La Plata, debería llamarse República de los Niños y las Niñas? Ya hay algunos que votan por República de les Niñes. ¿Se imaginan un diario obligado a mencionar todos los sustantivos que designan a seres animados en sus versiones masculina y femenina? En nombre de una "inclusión" mal entendida, ¿deberíamos renunciar a la fuerza y la simplicidad del lenguaje periodístico? ¿A quién se le ocurre que el "correo de lectores" excluye o discrimina a las lectoras? ¿Acaso los colegios de abogados o de médicos deberían aclarar que no excluyen a las abogadas y las médicas? "Mañana habrá elecciones en el Colegio de Arquitectos y Arquitectas", debería ser la convocatoria "inclusiva". El feminismo vanguardista no perdía el tiempo en pelearse con la gramática, a la que en todo caso supo tomar como aliada. Un brillante artículo de Juan Javier Negri publicado por LA NACION (22/02/2018) cuenta cómo fue precisamente la corrección gramatical la que permitió que, en 1919, una pionera del feminismo, Julieta Lanteri, se convirtiera en la primera mujer que se postuló en la Argentina a una banca en la Cámara de Diputados. Mucho antes de que se les reconociera a las mujeres el derecho al voto, Lanteri recurrió ante la Junta Electoral con un argumento inapelable: al establecer las condiciones para postularse a un cargo electivo, la Constitución -sostuvo- "emplea la designación genérica de ciudadano, sin excluir a las personas de mi sexo". La Junta reconoció que tenía razón. Obtuvo el 1% de los votos. Pero no fue por el lenguaje supuestamente "excluyente", sino, en todo caso, por un primitivo machismo cultural del que todavía quedan resabios. En ámbitos políticos o sindicales, y por supuesto en las redes sociales, muchos textos ya se escriben en "lenguaje neutro o asexuado", que reemplaza por una "x" o una arroba las vocales determinantes de género. El resultado, desde el punto de vista sintáctico, es tan chocante como incomprensible. Vale como metodología militante. El problema es la intención, cada vez más evidente, de imponerlo y de estigmatizar a aquel que siga escribiendo como un "machista, discriminador y retrógrado". Francia, que suele tomar la delantera en cuestiones de progresismo cultural, ya decidió cortar por lo sano. Por decreto, el gobierno prohibió utilizar el llamado "lenguaje inclusivo" en los textos oficiales. Fue después de que la Academia Francesa de la Lengua alertó sobre el "peligro mortal" que suponía para el idioma la gramática "inclusiva". Falta mucho para lograr la plena igualdad de género. Pero lo que falta no parece ser, precisamente, el esnobismo gramatical. Decir todes en lugar de "todos" no nos hace más inclusivos, ni más igualitarios, ni más respetuosos. Si se llegara al disparate de obligarnos a emplear esta suerte de populismo sintáctico, retrocederíamos, en nombre de un falso progresismo, a aquellas épocas en las que había nombres prohibidos y se intentaba imponer un "lenguaje oficial". Si alguien quisiera distraernos del flagelo brutal de la violencia contra la mujer o de la desigualdad laboral y de otras discriminaciones aberrantes, lo más eficaz sería hablar de "miembros y miembras". Como tantas otras veces, pondríamos el acento (o la vocal) en el lugar equivocado.

lunes, 26 de agosto de 2019

A 45 años del calvario y asesinato del coronel Larrabure

Por Alfredo Serra (https://www.infobae.com) - «Privado de mi libertad, me encontré en un refugio húmedo, sin luz natural, lejos de ruidos y celosamente custodiado por encapuchados cuyos cambios de guardia constataba por el calzado que usan, o por las manos (…) Mis ‘benévolos captores’ me inyectaron un alucinógeno, y cuando horas más tarde desperté, me encontré el otro abyecto canil (…), aturdido, tendido en un camastro, mi cabeza llena de zumbidos, mis ojos pesados, sin poder entreabrirlos: la luz de un tubo fluorescente hería mi retina» (Del diario del Cnl (PM) Argentino del Valle Larrabure, 12 de agosto de 1974) Ataque y captura El sábado 10 de agosto de ese año –gobierno de Isabel Perón–, guerrilleros del ERP(Ejército Revolucionario del Pueblo) coparon el motel Pasatiempo, primer paso para el ataque a la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos, Villa María, Córdoba. A la una de la mañana del domingo 11, mientras en el casino de oficiales estaba por terminar una cena del personal –mayoría de civiles–, el soldado conscripto Mario Pettigiani, estudiante de arquitectura, cortó con una pinza el alambrado que rodeaba la fábrica, y entró por esa brecha un comando de 70 «erpianos» armados. Uno de ellos preguntó por el director de la fábrica, Tcnl Osvaldo Guardone, ausente, en su casa, dentro de la misma instalación militar. Fueron entonces por el subdirector, My Larrabure–estaba con su esposa, María Susana de San Martín–y el Cap García, ingenieros químicos, los secuestraron y los llevaron hacia un vehículo. García intentó fugarse, pero lo hirieron gravemente y lo abandonaron. En el breve combate murió un policía, hirieron a 7 militares, y los atacantes robaron 120 fusiles FAL, otras armas, y explosivos. Larrabure fue encerrado en una celda, debajo de una mercería: Garay 3254 esquina pasaje Bariloche, barrio Bellavista, Rosario. Nunca más saldría de allí hasta su muerte: 19 de agosto de 1975, a los 372 días después de su secuestro, y a sus 43 años. Su cuerpo, envuelto en una sábana y una frazada, fue arrojado a un zanjón, cerca del cruce de la avenida Ovidio Lagos y la calle Muñoz. El calvario Con precisión matemática, en su diario, que escribió desde el principio de su cautiverio hasta el 3 de enero de 1975 y vendido por un guerrillero a la revista Gente en 1977, así describió su celda: un miserable y típico hoyo que la guerrilla llamaba «Cárcel del Pueblo». «Aprecio que mi celda es una excavación porque carece de ventanas y una de las paredes laterales está burdamente revocada a cemento. El frente es de idéntica composición. El contrafrente es una pared de ladrillos huecos y una reja de aproximadamente 40 por 60, y el costado una divisoria de madera compactada. Dos tubos de plástico negro de unos dos centímetros de diámetro conectan con el exterior y permiten la aireación mediante un extractor eléctrico cuyo funcionamiento depende de mis captores. Padezco la terrible desventura de que deje de funcionar (…) y el aire húmedo y enrarecido aumente el asma que quebranta mi fuerza física». Y también arriesgó a definir a sus captores como «medrosos, pusilánimes, valientes en las sombras, impulsivos, cortantes y autoritarios». Palabras que no pudo usar en las cartas a su familia, por temor a mayor castigo del que recibía: periódicas sesiones de tortura. Sus captores quisieron intercambiarlo por guerrilleros del ERP . La presidente Isabel Perón se negó: no negociaría con terroristas. Ni días ni noches Sigue el diario: «Estoy confundido. Quiero ordenar mis ideas. No sé de noches ni de días. Las horas no están marcadas por reloj. Me son dichas por mis ‘piadosos’ carceleros encapuchados y por Radio Rivadavia, que ellos sintonizan y me hacen escuchar mientras me vigilan. Aquí, en este maldito subterráneo, en esta odiosa ratonera, me privan de percibir el día por el sol, por la luz, por el volar de los pájaros, por el cielo celeste y diáfano (…) ¡Oh Dios, ¿podré un día encandilar mis ojos y palpitar mi corazón agitadamente junto a mi amada esposa, hijos y demás queridos? Me han dado un lápiz y borradores, y ya he confeccionado mi propio calendario…». Canje de libros «Mis carceleros me han brindado entrevistas para hablarme de política. Por supuesto, de política revolucionaria empapada de Mao Tse Tung, Regis Debray, Giap, Ho Chi Minh, Guevara y demás. Les he expresado que mi formación es eminentemente técnica, no siento vocación, y prácticamente me fastidia la política (…) Persisto en mi poco apego a tales estudios, e insisto en que deseo libros de matemáticas, física y química. Afortunadamente me hacen llegar libros de matemáticas (…) Este vivir sin querer vivir me hace volcar a diario profundas meditaciones. Ellas me reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza y me someto sumiso al destino que me dé» Médico no: verdugo «Muy pronto, como consecuencia de la primavera, hay en mi canil un gran porcentaje de humedad, y mi crónica afección asmática se ve recrudecida. Son solícitos en prodigarme asistencia médica. Un galeno con capucha viene, me ausculta y realiza una prolija revisación. Le indico con sumo detalle otras dolencias físicas que me atormentan en el cautiverio: constantes dolores de cabeza, ardor estomacal, continuos deseos de orinar y un insomnio cruel que lacera mis quebrantados nervios(…) En un instante en que el carcelero no observa, llevo a la mano del doctor un mensaje escrito en el envase de cartón de un medicamento: ‘Por favor, doctor, hable a Buenos Aires, al número…, y diga que estoy bien’. La capucha asiente afirmativamente (…), pero pude ver sus ojos: un hombre carente del sentido de piedad. Un hombre con cualidad de verdugo, nacido para manejar el hacha que secciona cabezas en el cadalso» ¿Libertad a qué precio? «Un encapuchado me visita y me dice: -Mayor, no se desespere y no trate de quebrantar su prisión. Usted permanece en la Cárcel del Pueblo porque el ejército al que usted pertenece lo ha abandonado. –No estoy abandonado. Mi ejército no me abandonará jamás. –Usted tiene una evidente inestabilidad emocional, pero puede lograr su libertad. –¿A cambio de qué? –Usted es especialista en armas y explosivos. Acepte trabajar como asesor para las fábricas de nuestra organización, y será libre. –Por ese precio, no. Y escribo en mi diario: ‘de hijo mal parido sería trocar este mísero encierro por una libertad física, mientras mi alma se envilece en el fango de estos miserables'». Morir de pie «Hago gimnasia moviendo mis brazos y piernas en flexiones interminables, pues quiero fatigarme. La fatiga me prodigará el sueño. Pero a pesar de ello no puedo dormir y debo recurrir al carcelero para que me facilite un barbitúrico. Me entrega un Valium de cinco miligramos. Solamente con la ayuda de esta droga logro conciliar algunas horas de sueño profundo y relajado (…)». «Calladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios, a mi familia, a la Patria, a mi ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre(…) Siento la laxitud de haber captado un mensaje de despedida de un ser muy querido. Quizá mi esposa, mi madre, mis hijos, mis hermanos…Estoy seguro, convencido, de que un hecho luctuoso abate a mi familia». (Nota: ese día murió Carmen Conde, su madre) El día final «El cuatro de enero, sorpresivamente, sentí voces de mi hija, salí en su búsqueda, y me encontré con tres hombres y una mujer joven que hablaban en una habitación. Les vi las caras y la contracción de sus mejillas, su palidez ante el peligro que supone la presencia de un hombre cautivo que los encuentra desarmados. Pude pegar, rompí un vidrio, pero fui desvanecido por mis siniestros carceleros, y cuando desperté estaba maniatado de pies y manos en mi camastro. Así permanecí durante tres días en los que, con más severa vigilancia, se me desataba para alimentarme y usar mi inodoro portátil (…) Me sentí afiebrado. Me brindan asistencia médica, y luego de ese…» (El diario se interrumpe. Poco después, el cautivo fue torturado y asesinado. Tal vez ante un último intento de sus secuestradores: libertad a cambio de trabajar para sus filas) En el nombre del padre En la primera carta que Larrabure envió a su familia desde el pozo en que estuvo cautivo, fechada el 22 de octubre de 1974 –y en varias más–, los destinatarios son «Marisita, Susanita, Arturito, Jorgito y Nita». En ese orden, son su madre, sus hijos Susana y Arturo, y Nita y Jorgito, madre e hijo de la empleada de la casa. Uno de ellos, Arturo Cirilo Larrabure–60 años, licenciado en Investigación Operativa aplicada a la Informática, cinco hijos (todos profesionales)-, tenía apenas 16 años cuando su padre fue secuestrado. «Y como hijo varón tuve que asumir un rol que nadie quiere a esa edad: jefe de familia», dice al principio de la entrevista con Infobae: -¿Cómo recibió la noticia de la muerte? –Ya estaba en los medios, y había un runrún: «Un cadáver que parece ser el del Cnl Larrabure». -¿Qué recuerda de esos 372 días de cautiverio? -La esperanza de su liberación…, pero la sospecha de que eso terminaba mal. –¿Algún indicio claro? –El deterioro de su letra. De buena caligrafía las primeras, y de rasgos muy diferentes las últimas. -¿Hablaba de muerte? –Nunca quiso que sufriéramos. Nos preparó para ese momento con hidalguía, orgullo, honor. Para el buen combate bíblico. -¿Su rasgo más admirable? –Sus dos consejos: perdonó a sus asesinos y nos dijo «no odien a nadie: respondan la bofetada poniendo la otra mejilla». –¿Por qué se llamó Argentino del Valle? –Argentino, porque mi abuelo dijo «será un hombre para la Patria», y del Valle, por una promesa de mi abuela a esa Virgen. –¿Otra frase que lo define? –»Aun el peor gobierno democrático es mejor que un golpe dado por las fuerzas armadas». –¿Cómo lo crió? –Me marcó mucho su visión del estudio: «Se trata de horas-silla. Tenés que calentarla, concentrarte, superarte. Sólo a través del estudio hay progreso». Èl vivía rodeado de libros. –¿Cómo fue la vida de su madre al quedar viuda? –Muy difícil. No quedó bien. No quería comer: quería morir. Y se fue de este mundo a los 69 años. –¿Lo peor después de su muerte? -La llegada de los Kirchner. Llevábamos treinta años con la serenidad que da el paso del tiempo, pero ellos fueron como sal en la herida. –¿Algo que aún lo emociona? –Mi padre cantaba el himno mientras lo torturaban. –¿Un gran dolor? –Que su muerte no haya sido considerada crimen de lesa humanidad. Fue mi tercera batalla: la judicial. Una larga serie de fallos vergonzosos, vergonzantes e ideologizados. El caso está en el estrado superior: la Corte Suprema. Y si no hay fallo favorable, iré a las cortes internacionales.

viernes, 9 de agosto de 2019

Entre la persecución, la utilización y el desprecio

Por Pedro Rafael Mercado. Prensa Republicana - Con el acceso del kirchnerismo al poder se dio inicio a uno de los períodos históricos de mayor persecución hacia las Fuerzas Armadas. En la construcción de su asociación ilícita para robarnos las riquezas y los sueños, Néstor Kirchner entendió que debía cooptar a la izquierda ruidosa, y con una maestría digna de mejores objetivos, preparó el camino para que los terroristas de los 70 tuvieran su venganza. Entretenida la izquierda con la persecución a sus vencedores del pasado, el kirchnerismo de salón pudo dedicarse a los negociados, el verdadero factor distintivo de los que accedieron al poder en el 2003. En su proceso de venganza, todo les estuvo permitido. Destrucción y utilización del aparato jurídico, acusaciones fraudulentas en la justicia, persecución administrativa por portación de apellido y hasta por portación de cónyuge, ahogo económico financiero, y ridiculización cultural de la vocación militar, fueron algunas de las herramientas utilizadas para entretener al pueblo mientras se robaban el tesoro nacional. Con la entronización de Milani en el Ejército, el kirchnerismo puso en movimiento la segunda etapa de su relación con las Fuerzas Armadas. Habiendo diezmado su capacidad de resistencia, vino su intento de chavización de las fuerzas. Después de haber destruido su moral, el kirchnerismo intentó sumar a las Fuerzas Armadas a su proyecto totalitario de poder. Fue la época de oro del milanismo, donde se confundió la defensa de la nación con la promoción de un modelo político determinado. De la misma forma que el kirchnerismo confundía el partido con el estado, se intentó cimentar el criterio de que las Fuerzas Armadas estaban al servicio del proyecto nacional y popular. Sin lugar a dudas, el kirchnerismo les hizo mucho daño a las fuerzas armadas, tanto durante la persecución como en su intento por instrumentar políticamente a las fuerzas. Pero hay que admitir que los militares siempre estuvieron en la agenda del matrimonio patagónico. Con fines inconfesables y con políticas perversas, las fuerzas armadas siempre formaron parte del esquema de poder de la pareja santacruceña. La llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada encendía muchas esperanzas en el ámbito castrense. Todo hacía vaticinar un renacimiento. La designación de algunos Oficiales Superiores de reconocida idoneidad en áreas del Ministerio de Defensa despertaba simpatías, y en la algarabía del triunfo, muchas señales fueron pasadas por alto. Muchos, entre los cuales me encuentro, pecamos de optimistas y no comprendimos a quienes, desde sus inicios, encendieron luces de alerta. A principio del 2017, mientras caminaba por Avenida Cabildo, tuve un encuentro fugaz con un coronel del Ejército, que perduraba en el Estado Mayor desde la última época del Kirchnerismo. De temperamento alegre, me llamó la atención su semblante sombrío. Venía de presentar su pase a retiro, porque no aguantaba más la situación que se vivía en el Ministerio de Defensa. Debo admitir que me quedé perplejo. Este coronel había convivido en su puesto con lo peor del kirchnerismo, y, sin embargo, ponía de manifiesto su hastío con el ministerio macrista. Me sentí un poco molesto e incómodo, a tal punto que, manteniendo las formas, le pedí alguna explicación. El viejo coronel, sin inmutarse, y consciente de que con mi mirada desaprobaba sus palabras, me dijo: “Lo que pasa, es que los kirchneristas eran claramente el enemigo, y actuaban como tal. Y sabían lo que querían con nosotros. Nos odiaban, pero nos necesitaban para sus objetivos. Para la nueva gestión somos la nada. No les interesamos, y no tienen la menor idea de que hacer con nosotros. Para colmo, algunos jóvenes funcionarios se creen que se la saben toda, y no escuchan a nadie. La soberbia los carcome, y es imposible hacerlos entrar en razón”. Y terminó diciendo: “Los kirchneristas nos perseguían y pretendían utilizarnos, los macristas directamente nos desprecian”. Debo aclarar que no lo entendí en ese momento. Después de una salida políticamente correcta, me retiré pensando en que el coronel estaba exagerando. Todavía no estaba dispuesto a tener mi baño de realidad. Prefería seguir soñando con que los globos amarillos representaban la solución a todos los problemas de mi querida patria. Pero pronto llegó el fallo de la Corte Suprema de Justicia que permitía a un acusado de delitos de lesa humanidad que gozara de la Ley del 2 por 1. Y la consiguiente desesperación del macrismo por ser más “progres” que el kirchnerismo binario, hasta el punto de que promovieron una ley interpretativa que prohibía a la justicia que concedieran ese beneficio a los acusados de haber combatido al terrorismo. Y ese día comenzaron a caerse los espejos de colores, y terminé de entender cuánta razón tenía ese curtido coronel de artillería cuando me explicaba del desprecio del macrismo hacia todo lo castrense. Y tal vez ese mismo día empecé a soñar con un nuevo espacio político, donde los valores y las convicciones reemplacen al oportunismo político. Espacio que hoy aglutina y representa el Señor Mayor Juan José Gómez Centurión.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Lesa Humanidad

Por Juan Luis Gallardo – Prensa Republicana - Numerosos militares y policías están en la cárcel -varios de ellos padeciendo una interminable prisión preventiva- imputados de haber cometido los llamados delitos de lesa humanidad. Mientras tanto, quienes fueron sus adversarios en la lucha entablada durante los años 70, no sólo gozan de total libertad sino que, además, muchos de ellos han ocupado importantes cargos públicos. Tal asimetría y la importancia del tema justifican abordarlo, no obstante tratarse de un asunto espinoso. En primer lugar ¿por qué estos hombres están presos, pese a las amnistías e indultos dictados sobre el particular y no obstante hallarse prescriptos tales delitos al momento de iniciarse los respectivos procesos? Pues, precisamente, por habérselos considerados delitos de lesa humanidad, a los que no cabe aplicar amnistías ni indultos, amén de ser tenidos por imprescriptibles. Esta modalidad de juzgar hechos en base a leyes que no existían al momento de ocurrir los mismos, tuvo su origen en los juicios seguidos en Nüremberg contra los jerarcas germanos, donde se aplicaron normas retroactivamente, aberración jurídica que permitió que los encausados fueran condenados a muerte y ahorcados en consecuencia. Si bien en el caso que nos ocupa no fueron invocados como antecedente los juicios de Nüremberg sino el Protocolo de Roma, que creó la figura de los delitos de lesa humanidad con posterioridad a su presunta comisión por parte de los represores en los llamados años de plomo, es claro que aquéllos configuran el antecedente natural de éstos. Por otra parte, el Protocolo de Roma establece expresamente que regirá a partir de su vigencia, que en la Argentina se operó a partir del 2003. Es decir, mucho después de los 70. Pero, en tren de señalar irregularidades, es preciso agregar otras, decididamente groseras. Y que consisten en que los delitos de lesa humanidad definidos en los Protocolos de Roma requieren una condición previa e ineludible: que se trate de un genocidio y que esté dirigido contra la población civil. Cifra inflada: a fin de sugerir la existencia de un genocidio se infló desmesuradamente la cifra de los desaparecidos, hasta alcanzar el número de 30.000, mínimo necesario para ello. Y esa cifra es falsa de toda falsedad, como lo declaró honradamente el autor de la misma, señor Labragna, ex guerrillero. Es falsa, aunque la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, haya propiciado una ley mediante la cual se transformó en delito todo intento de contradecir dicha cifra. Como si los datos históricos pudieran establecerse por ley y pese a que la gobernadora no puede ignorar que ha conferido respaldo legal a un embuste grande como una casa, que contradice incluso lo establecido por la Conadep que, pese a haber exagerado el número, habló de 9.000 y pico de desaparecidos. Entiendo que, después, la gobernadora se arrepintió de su actuación al respecto. Tampoco la represión tuvo lugar contra la población civil, ya que los guerrilleros estaban organizados militarmente, tenían grados castrenses y aplicaba internamente una justicia militar, a raíz de la cual llegaron a ejecutar a algunos camaradas por considerarlos traidores. Supongo que nada de lo hasta aquí expresado sea desconocido por los jueces que juzgaron a los represores ni por la Corte Suprema de Justicia, autora de la jurisprudencia aplicada dócilmente por los mismos. Y ya es hora de poner fin a esta situación injusta.

viernes, 2 de agosto de 2019

Por qué hay autores de crímenes terroristas en el Parque de la Memoria?

Por Pedro José Güiraldes - Infobae - “El Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado es una institución pública de carácter nacional, enclavada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a orillas del Río de la Plata", y está dedicado a "(…) las Víctimas del Terrorismo de Estado, detenidos-desaparecidos y asesinados y a los que murieron combatiendo por los mismos ideales de justicia y equidad" y en el mismo se registran, sobre un total de 30.000 placas, 8.751 nombres, correspondientes al periodo 1969-1983. "El monumento es, en sí mismo, un corte, una herida abierta (…) se trata de un recorrido en rampa, procesional, que lleva a los lugares de los nombres de cada uno de los desaparecidos o asesinados" (1ra edición del catálogo oficial, 2010). Recorrerlo es volver a sumergirse en la mayor de las tragedias argentinas del siglo XX, la Guerra Revolucionaria de la década de 1970, y cuando lo hice por primera vez, en el invierno de 2012, busqué y me detuve frente a las placas de pórfido patagónico que llevan los nombres de quienes de más cerca conocí. La más cercana de todos: Elena Holmberg, mi tía, hermana de mi madre, asesinada entre el 20 y el 22 de diciembre de 1978 y cuya muerte fue uno de los casos probados en la Causa 13/84, conocida como la del "Juicio a las Juntas Militares". También me paré ante otras, las de amigos del rugby, hermanos de compañeros de colegio, familiares y conocidos de San Isidro y muchas más. Saliendo del monumento me detuve en las placas de las primeras víctimas del terrorismo de Estado para descubrir, consternado, las de Fernando Abal Medina y Carlos Ramus, ambos caídos en un enfrentamiento con la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la localidad de William Morris, el 7 de septiembre de 1970. Los entonces primer y segundo jefes de Montoneros, de 23 y 22 años respectivamente, habían acordado encontrarse esa noche, en un bar, con el resto de la cúpula de la "Orga": Esther Norma Arrostito, Carlos Capuano Martinez, Mario Firmenich, José Sabino Navarro y Luis Rodeiro. Abal Medina murió en el tiroteo y Ramus cuando le explotó una granada que intentó arrojar a los policías. Navarro y Capuano Martinez lograron huir, Rodeiro se entregó y Firmenich, junto con Arrostito, llegaron tarde y escaparon. Arrostito, Capuano Martinez y Navarro también están homenajeados en el Parque de la Memoria y sus posteriores muertes son atribuidas al terrorismo de Estado. De todos ellos, sólo Firmenich y Rodeiro lograron sobrevivir a la guerra revolucionaria que desataron. Los jefes montoneros, vivos o muertos, fueron los responsables y ejecutores directos de los asesinatos del ex presidente de facto, el antiperonista Teniente General Pedro Eugenio Aramburu, el 1/6/1970 y del peronista, Secretario General de la CGT y posible heredero político de Juan Domingo Perón, José Ignacio Ruccci, el 25/9/1973. Fue entonces cuando Perón, elegido por tercera vez dos días antes, como Presidente de la Nación, por el 62% de los votos, decidió que las Organizaciones Político Militares (OPM) debían ser aniquiladas por las fuerzas legales. Tiempo después sería más drástico aún y comunicaría, en una carta dirigida a los militares de la Guarnición de Azul atacada por el ERP, que los integrantes de la subversión serían "exterminados, uno a uno", no sin antes calificarlos como "reducido número de psicópatas". La herida de la tragedia argentina durante la Guerra Revolucionaria de la década de 1970, lejos de cicatrizar, parece haber sido profundizada por el Parque de la Memoria, como un tajo sin sutura, contribuyendo a ampliar la grieta. Deportistas, artistas, escritores, científicos, empresarios, políticos, autoridades religiosas, premios Nobel, luchadores por los Derechos Humanos, los principales mandatarios e innumerables personalidades de todos los ámbitos, del mundo entero, han visitado el Parque de la Memoria, desde antes de su inauguración, el 7/11/2007. Ceferino Reato fue, probablemente, el primero que llamó la atención, en 2010, sobre casos que no podían ser calificados como víctimas del terrorismo de Estado, como el de Fernando Abal Medina. Como consecuencia de una denuncia periodística del mismo Reato, la que fue acompañada por los familiares de los Soldados Conscriptos José Mercedes Coronel y Dante Salvatierra, caídos en la heroica defensa del Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa (RI Mte 29), durante el ataque de Montoneros, el 5 de octubre de 1975, se retiraron las placas que los homenajeaban y se los sacó de la nómina del Parque de la Memoria. En 2018 y luego de otra denuncia periodística, esta vez de Federico Andahazi, fueron también retiradas las placas de Epifanio Méndez Fleitas y Epifanio Méndez Vall, después de comprobarse que ambos, padre e hijo, eran paraguayos, que vivieron en la Argentina, que el primero murió, en un sanatorio, en 1985, en Buenos Aires y que el segundo está vivo, es periodista y tiene un programa en una radio porteña. Después del episodio de "los Epifanios", la base de datos el Parque de la Memoria, de la que se retiraron sus fichas, no estuvo disponible, por varios meses. El 22 de junio de 2018, pasadas unas semanas después de haber interpelado públicamente a Nora Hochbaum, directora del Parque de la Memoria, la ahora muy conocida Jovina Luna se entrevistó en las oficinas del monumento con ella y su staff. Durante dicha entrevista, así como en la carta que ese día le recibiera Hochbaum, esta valiente formoseña le preguntó a la directora: "¿(…) cuáles son las razones por las que estos integrantes de la organización sediciosa Montoneros, que asesinaron a diez soldados conscriptos y tres agentes estatales para robar armamento y combatir a un gobierno constitucional son incluidos y homenajeados en el "Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado" que Ud. dirige?". Hochbaum le adelantó a Jovina que no contestaría la carta, "dado que las decisiones acerca de los incluidos en la nómina de la base de datos y las placas del monumento eran exclusiva decisión de la Jefatura de Gobierno de la CABA", lo que es falso. Jovina tampoco se rindió ante la negativa de Hochbaum y el 28 de septiembre de 2018 presentó otra carta, casi idéntica a la anterior, esta vez dirigida al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, licenciado Horacio Rodriguez Larreta, la que tampoco ha sido contestada hasta hoy. Las denuncias públicas por contradicciones, errores y omisiones en la nómina de numerosas y falsas víctimas del terrorismo de Estado arreciaron, pero nadie hasta ahora había logrado tanto como Jovina para que la base de datos del Parque de la Memoria sea puesta bajo severo escrutinio. Jovina es una de los 12 hermanos del también Soldado Conscripto Hermindo Luna, primer mártir de la defensa del RI Mte 29 de Formosa al grito de "¡aquí no se rinde nadie, mierda!", luego de ser conminado a hacerlo y antes de caer, partido en dos, por una ráfaga de ametralladora montonera. Hace pocos días, el 26/6/19, Jovina Luna presentó una denuncia penal por indemnizaciones fraudulentas pagadas al amparo de las denominadas "leyes reparatorias", a los familiares de nueve de los 13 guerrilleros abatidos en combate, durante la llamada "Operación Primicia" de Montoneros. Dicha denuncia está basada en las investigaciones de José D'Angelo, las que fueron volcadas en su libro Mentirás tus muertos – Falsedades y millones detrás del mito de los 30.000 desaparecidos (El Tatú Ediciones, 2015), pesquisa que ha continuado hasta el día de hoy. El libro de D'Angelo ha desnudado, además, numerosos otros casos falsos incluidos en los informes oficiales sobre muertos y desaparecidos: CONADEP 1984, Secretaría de Derechos Humanos 2006 y Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) 2015 y en la nómina Parque de la Memoria, además de denunciar miles de diferencias, entre todos ellos. En Mentirás tus muertos el autor detalla casos de reaparecidos vivos, caídos en combate contra fuerzas o en operativos legales, ejecutados como traidores por sus propios compañeros de las OPM, suicidados, muertos en otros países, cuerpos mal identificados por portar documentos falsos, cadáveres enterrados clandestinamente por sus camaradas para ocultarlos, militantes destrozados por torpe manipulación de explosivos y, finalmente, insólitas inclusiones de muertes no relacionadas con las organizaciones subversivas, el Estado o la política. D'Angelo ha seguido indagando en la base de datos del Parque de la Memoria y descubierto que 2.250 de las placas corresponden a integrantes de las siguientes OPM: Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Montoneros, Frente Armado de Liberación (FAL), Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT/ERP), entre otras y que los errores, contradicciones y omisiones, son numerosos y llamativos. En el caso del ataque del RI Mte 29 de Formosa, si bien diez de los 13 montoneros abatidos están homenajeados en el monumento, sólo a cuatro de ellos se los reconoce como combatientes o militantes de la "Orga". Llama también la atención que, en la información relativa a "víctimas simultáneas o relacionadas", en ninguno de los diez casos se menciona que cayeron durante el mismo ataque. Es difícil establecer si estos errores, contradicciones y omisiones son deliberados, producto de la ignorancia o una combinación de ambos. Pero en todo caso la responsabilidad recae sobre las autoridades del Parque de la Memoria y de la CABA. Los crímenes de las organizaciones guerrilleras argentinas alcanzaron récords trágicos antes del golpe del 24 de marzo de 1976, fecha que dio comienzo a la última dictadura militar, durante la cual la represión estatal contra ellas se ejecutaría, como lo ordenó Perón, hasta su aniquilamiento. Los asesinatos registrados del terrorismo revolucionario son 1094, existen otros 3.500 heridos y afectados directos sobrevivientes y 13.000 víctimas de las guerrillas argentinas en distinto grado, según las definen las convenciones de Derechos Humanos y de Derecho Humanitario Internacional. El total general de víctimas de las OPM supera entonces las 17.500 y todas ellas permanecen olvidadas y sin acceso a la verdad, ni al reconocimiento, ni a la justicia, ni a la reparación. Todo indica que gracias a una valiente que no se rinde: Jovina Luna. Ha llegado la hora de que la Jefatura de Gobierno de la CABA y el gobierno nacional tomen cartas en el asunto, ordenen una exhaustiva revisión y den de baja a los miles de casos falsamente o erróneamente incluidos en la nómina del Parque de la Memoria y el RUVTE 2015 como víctimas del terrorismo de Estado o que sean registradas las verdaderas circunstancias de sus muertes y sus victimarios identificados. Habrá llegado entonces el día en el que deberán ser incluidos también, en los registros oficiales y en el monumento frente al Río de la Plata, las víctimas mortales del terrorismo, para comenzar entonces a honrar a todos nuestros caídos durante la Guerra Revolucionaria de la década de 1970, suturar el corte, cicatrizar la herida, cerrar la grieta que nos divide, hasta hoy ahondada en el Parque de la Memoria.

jueves, 1 de agosto de 2019

El prestigio de la Gendarmería

Claves de la seguridad. Por Ariel Corbat. La Prensa El 28 de julio de 2019 la Gendarmería Nacional ha cumplido 81 años. Si la historia de los gendarmes comenzó en 1938 con la sanción de la Ley 12.367, preciso es decir que ya a partir de 1918 se venía cobrando conciencia de su necesidad. El efectivo despliegue operacional sobre la enorme extensión de nuestras fronteras se inició en 1939 al asentarse en Chaco el Destacamento Sáenz Peña con 9 oficiales, 9 suboficiales y 64 gendarmes. Parecía una misión imposible, pero resultó ser el instrumento adecuado para extender el dominio efectivo de la ley, requisito indispensable de la vida civilizada y la prosperidad. Desde el vamos los gendarmes fueron distintos. Forjaron una idiosincrasia particular, definiendo y despertando con su conducta esa vocación especial por asegurar la soberanía en los rincones más extremos de nuestra geografía. Y lo hicieron abnegadamente, tributando su sangre al honor y la gloria de la República Argentina. Combatieron siempre que fue necesario en un sinfín de escaramuzas contra la delincuencia, incluyendo bandoleros de leyenda como Mate Cosido. Y en su condición de policía militarizada, originada en el Ejército Argentino, frustraron las apetencias de guerrilleros procubanos en Taco Ralo, contuvieron a carabineros chilenos en Lago del Desierto, contribuyeron al éxito del Operativo Independencia en Tucumán y defendieron la dignidad nacional en la Guerra de Malvinas. “Borcegos Patria” En este punto, cuando orgullosamente recuerdo la expresión borcegos Patria con que alguien supo definir a los gendarmes, debo reconocer lo que el lector ya advirtió: profeso una marcada simpatía por la Gendarmería. Pero la actualidad institucional merece análisis y algunas consideraciones que no deben ser cegadas por ese afecto. Es claro que la fuerza atraviesa un muy buen momento: goza de prestigio social, cuenta con el pleno aval del Gobierno nacional y el personal ha mejorado su propia estima. Para interpretar correctamente la dimensión positiva de esas tres circunstancias es preciso recordar la oprobiosa situación de hace apenas unos años, bajo el régimen kirchnerista.  El 26 de junio de 2012 la entonces presidenta Cristina Fernández, en referencia a los gendarmes fallecidos yendo desde Chubut a Mendoza, admitiendo sueldos de hambre confesó que era política oficial mantener como mano de obra barata a los efectivos de la Gendarmería. Nilda Garré era ministra de Seguridad y unos meses después estalló el reclamo salarial con el inédito y gravísimo quiebre en la tradicional disciplina de la fuerza. La protesta de suboficiales y gendarmes era salarial, no más que eso, pero daba cuenta de cierta descomposición institucional; agravada porque ningún oficial superior decidió sacrificar su carrera asumiendo por camaradería el liderazgo de la revuelta. Luego, el colmo del daño a la ética profesional que el kirchnerismo causó a la Gendarmería se alcanzó el 30 de julio del 2014 con el bochorno del gendarme carancho. La memoria nos permite comparar y comprobar la mejora institucional y funcional de la Gendarmería Nacional como un logro del gobierno del presidente Mauricio Macri en la gestión de Patricia Bullrich. Sin embargo este presente, tan felizmente distinto, operacionalmente proactivo, prometedor en muchos aspectos, también entraña riegos. Desde hace tiempo los gendarmes dejaron de ser una fuerza especializada en frontera para pasar a ser una fuerza multipropósito, abarcando distintas áreas y siendo requeridos por gobiernos provinciales y municipales.  Si bien conceptualmente la frontera ha ido evolucionando de modo que obliga, en todo el mundo, a que cualquier fuerza aplicada a ella asuma nuevos desafíos e incumbencias, la identidad de la Gendarmería Nacional, su idiosincrasia, su eficiencia y su prestigio se forjaron en esa misión. Sería un grave error olvidarlo por exceso de protagonismo. Ocurre que ser una fuerza multipropósito no es lo mismo que ser una fuerza de propósito indiscriminado. Además, la especialidad de unos contribuye a la especialidad de otros; es decir a la institucionalidad y funcionalidad del conjunto.  Servicio Cívico En tal sentido debe verse como una señal negativa la Resolución 598/2019 que, con improvisación de oportunismo electoral, dispone la creación de un muy estrambótico Servicio cívico voluntario en valores. Otra vez la creatividad de los cráneos del Ministerio de Seguridad se agota en la sobreutilización de los gendarmes, casi como único recurso.  Pues bien, si como dice Bullrich "Gendarmería es la institución más valorada del país, mucho más que la educación pública" alguien debería hacerle notar que las instituciones dejan de ser bien valoradas cuando desvirtúan sus funciones. Los gendarmes no están para hacer asistencia social con adolescentes/jóvenes que ni estudian ni trabajan y -según la ministra- pueden ser adictos o tener problemas con la ley; hay otros componentes del Estado específicamente preparados para eso. Y si esa movida deja en claro que el Ministerio de Desarrollo Social no es eficiente -porque de serlo no saldría con una propuesta que extralimita su competencia específica e invade la de aquel- también expone la falta de coherencia de un gobierno desarticulado donde el Jefe de Gabinete de Ministros queda pintado. Todo ello desde una gestión en seguridad que deberá replantearse o darse por agotada.