martes, 6 de febrero de 2018

Aborìgenes argentinos – 1ra Parte

(Por Edelmiro Porcel)- Nuestra actual legislaciòn Paralelamente con el nacimiento de la corriente denominada “Indigenismo”, la Constitución Nacional, en su última reforma del año 1994, modificó su artículo 75 y en su nuevo inciso 17, reconoció la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos, concediéndoles derechos a una educación bilingüe e intercultural, reconociéndoles a sus comunidades personería jurídica para poder obtener la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente “ocupan”, termino que emplea en presente y no en pasado. Las tierras a concederse, agrega, tendrán carácter de no enajenables e inembargables (Cabe resaltar que la Constitución hace referencia a las tierras que ocupaban al momento de su sanción (15 de diciembre de 1994). Este concepto fue ratificado por el artículo 1º de la Ley 26.160 sancionada el 1º de noviembre del año 2006, obre comunidades indígenas originarias del país: “DECLARASE LA EMERGENCIA EN MATERIA DE POSESION Y PROPIEDAD DE LAS TIERRAS QUE ACTUALMENTE OCUPAN LAS COMUNIDADES INDIGENAS ORIGINARIAS DEL PAIS”. La ley por consiguiente impone tres condiciones a los aborígenes argentinos para gozar de su amparo: 1) Que se trate de comunidades indígenas originarias. 2) Que las tierras las hayan ocupado tradicionalmente- 3) Que las estuviesen ocupadas al momento de su sanción. El Convenio sobre Poblaciones Indígenas y Tribales de la O. I. T. del año 1957, define como “Poblaciones Originales”, las descendientes de poblaciones que habitaban en cada país o en una región del mismo, en la época de la conquista y colonización. Corresponde por consiguiente como primer paso, determinar cuales son los pueblos originarios de nuestro territorio, es decir los que poblaban lo que es ahora nuestro país al producirse la conquista española, puesto que estos y solo estos, son los amparador por estas normas - Cuales son: I. LOS GUARANIES. Habitaban no solo en nuestros territorio, son también pueblo originario en la República Oriental del Uruguay (PAÍ KAIOVÁ), del Brasil (PAÍ KAIOVA, TUPI GUARANI, MBYÁ), del Paraguay (CARIOS, CHIRIGUA o CHIRIPÁ, PAÑ, GUAIRÁS, ITATINES y MBYÁ) y de Bolivia (GUARAYOS Y CHIRIGUANOS). En Argentina, se denominaban CHANDULES, a los guaraníes que habitaban en las puertas de Buenos Aires, desde el Río Las Conchas, hoy llamado Reconquista, toda la región de nuestro Delta y la costa del Paraná. Sin embargo, cuando frente a la isla de San Gabriel, en Uruguay, fue flechado Solís y los suyos, había necesariamente con los Charruas, aborígenes Chandules, ya que estos eran caribes a diferencia de aquellos. En el combate de “Corpus Christi”, librado entre los ríos Las Conchas y Luján el año 1536, donde muere el almirante Mendoza, hermano de Don Pedro, los Chandules lucharon al lado de los Querandíes. Otro tanto hicieron durante el sitio a Buenos Aires, en el que intervinieron también los Charruas. Después que Garay refunda Buenos Aires, en 1882, en el combate de “La Matanza” (de donde tomó el nombre este partido de la Pcia. De Buenos Aires), los españoles y mozos de la tierra lucharon solamente contra Chandules, que ocupaban en ese momento la costa sur del Plata desde el Cabo Blanco. Esto demuestra lo difícil que es establecer un lugar fijo de asentamiento de nuestros aborígenes, ya que no eran sedentarios sino nómades. Se denominaban CARCARAÑAS a los guaraníes que vivían en inmediaciones de este río, lindando con aborígenes “Litoraleños”.También encontramos a los guaraníes recostados el las costas del río Uruguay, en el norte entrerriano y en Corrientes, donde poblaban al este del río Miriñay, en el Iberá, la frontera de Loreto y sobre la costa del Paraná que nos separa de Paraguay. Finalmente también habitaban en la actual provincia de Misiones, nos estamos refiriendo a los CAINGUÁS, los SANTANAS y a los MBYÁ. Finalmente, en el NE Salteño y NO de Formosa, desde el Río Bermejo hasta el Río Grande, en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, encontramos a los guaraníes CHIRIGUANÁ, aunque estos llegaron a la zona pocos años antes que Pizarro, en 1523, acompañando a Alejo García, un portugués marinero de Solís, que los llevó desde Lambaré hasta Tomina, en busca del oro y plata del país del rey Blanco (El Inca). Estos guaraníes estaban mestizados con los CHANÉS, a los que esclavizaron y de quienes tomaron sus mujeres. Cada pueblo Chiriguaná tenia su cacique, se juntaban para la guerra y les temió primero el Inca, luego los españoles y todos los pueblos de aborígenes vecinos, ya que eran guerreros formidables, destacándose según nos dicen los jesuitas, por su sagacidad y viveza., amaban su libertad por sobre cualquier otro bien y eran grandes flecheros. Vivian de la casa y de la pesca, pero cultivaban el maíz, la mandioca y las calabazas, obteniendo del primero su bebida favorita. D’Orbigni describe a los guaraníes, como de baja estatura, musculosos, caderas pronunciadas, manos y pies chicos, pelo lacio, grueso y oscuro, cabeza redonda y cara circular, ojos chicos y expresivos (la descripción es perfecta). Los hombres desfiguraban su labio inferior mediante el uso de sus llamadas tembetas (mbetá). II. LOS LITORALEÑOS. Estos pueblos se conocieron a través de los viajes de Sebastián Caboto y Diego García de Moguer. Los encontramos desde el norte de las islas del Delta donde ya dijimos que estaban los Chandules, hasta la altura de la ciudad de Santa Fe, lindando más al norte con aborígenes de la etnia Guaicurú, también poblaban en Entre Ríos y en Corrientes sobre el Paraná hasta el Iberá. En la región de las islas estaban los BEGUAES, pero en tierra firma, los primeros eran los CHANAS, que también integraban las familias CHANA-TIMBUES sobre la costa oeste del Río Paraná, al alta estatura, que sembraban maíz y calabaza y los CHANA-BEGUAES, que poblaban enfrente, en la costa este y eran además cazadores y pescadores, cazaban con arco y flechas y no comían carne humana. Los TIMBUES estaban en un estero al norte del Carcarañá, tenían la costumbre de los Charruas, de mutilarse los dedos de pies y/o mano cuando moría un pariente. Caboto los encontró también en el Norte de Corrientes con los Santanas. Adornaban sus narices con piedras azuladas o verdes. Con ellos habitaban los CARACARÁS, con los que tenían características y costumbre comunes y eran como los Timbués, indígenas de buena estatura (altos). También el zona del fuerte de Corpus Christi estaban los QUILOAZAS, que parece que eran un pueblo muy numeroso (Schmidel habla de 40.000 indígenas), labradores y pescadores. Debemos también citar a los MOCORETÁ, más arriba de los timbúes y los quiloazas, pero en la costa este del Paraná, muy buenos pescadores y cazadores de nutrias. A los MEPENES, que eran muy belicosos y algunos sostienen que eran los ascendientes de los abipones y los encontramos también en el Iberá. También eran litoraleños los CORONDAS. Finalmente los AGACES, también canoeros, altos y corpulentos y a pesar de algunas diferencias lingüísticas, tenían características físicas y costumbres similares a los Quiloazas. Estos pueblos litoraleños median alrededor de un metro setenta y cinco de estatura, por lo que los españoles los consideraban altos, bien formados, fuertes y nervudos. Muchos se adornaban con estrellitas o piedras sus narices, que al efecto agujereaban. III. LOS CAIGANG o CAINGUÁS. Los encontramos en Entre Ríos, en la costa del Uruguay donde habitaban los YAROS, de baja estatura, cuerpo grueso, brazos mejor desarrollados que las piernas, cabello negro, grueso y abundante y largo, de cara redonda. En Corrientes, sobre el Paraná, a la altura de Itatí, lindando con los guaraníes Santana, estaban los GUAYANAS, con las mismas características físicas. Hablaban un co-dialecto del guaraní, sus armas eran el arco, las flechas y usaban garrotes. Tenían hábitos sedentarios y sus alimentos eran el maíz, frutas, carne y excepcionalmente pescados. IV. LOS MINUANES. De de la misma etnia y características físicas de los Charruas, que ocupaban la costa Norte del Río de la Plata desde Maldonado hasta Colonia, los MINUANES poblaban en Entre Ríos. Eran de regular estatura, macizos y bien desarrollados, su cara era alargada, de cabeza grande y piel muy oscura. Pedro López describió a los Charruas que conoció en el año 1530, como nervudos y grandes, de feo rostro, cabello comprimido, con sus narices adornadas con pedazos de cobre muy luciente y que se cubrían con pieles. Sus armas eran un cuchillo de piedra, boleadoras que usaban diestramente y unas porras de palo duro, comían solo carne y pescado. Los califica como hombres tristes y llorones, que se cortaban falanges de sus dedos cuando moría un pariente. Se destacaban como buenos nadadores, canoeros y guerreros según el diario del portugués López de Souza, que con su hermano, alrededor de 1530, anduvo por el Río de la Plata. V. LOS GUAYCURUES y NACIONES DEL CHACO. Los GUAYCURUES, con sus diferentes pueblos y las naciones de nuestro Chaco, se caracterizaron por ser buenos guerreros y muy belicosos, vivían desde el norte de Santa Fe hasta el Río Pilcomayo y también en Paraguay, en la costa oeste de este río, llegando hasta la región de los Payaguas. En Argentina habitaron en el Norte de Santa Fe y Santiago del Estero, el Chaco, Formosa y el este de Salta, eran nómades, cazadores y pescadores, de elevada estatura y bien formados. Recordemos que en el Chaco, el último malón fue en año 1917, bien entrado el pasado siglo XX, y en este ataque murieron todos los hombres, mujeres y niños que habitaban el fuerte Yunca, sus autores fueron los PILAGAS. La nación TOBA, que hablaba como los mocoví, los mbayá y los abipones un dialecto de lengua guaycurú, que les era común, tenia muchas parcialidades o tribus, vivian en las riberas del Bermejo, confinando con los Vilelas y por el Pilcomayo con los mataguayos. Los jesuitas calcularon su número en cerca de 20.000 personas, guerreros temibles y crueles, eran de alta estatura, dotados de un gran desarrollo físico y entre los pueblos de la selva se caracterizaban por su belicosidad. Sus armas eran el arco y la flechas de punta de madera, la macana y la lanza, eran cazadores, pescadores y recolectores, fabricaban bebidas fermentadas con miel de abeja, maíz o algarrobo, fumaban tabaco y vivian en chozas. Los MOCOBI poblaban ambas orillas del río Bermejo, al este de los Tobas y por el sur llegaban hasta el río Salado, en Santa Fe. Su número, siempre siguiendo a los jesuitas, era solamente de dos a tres mil personas. Como todos los guaycurúes eran guerreros y se destacaban por su valor. Los ABIPONES ( algunos autores dicen que descendían de los Mepenes), poblaban también desde el río Salado hasta el Pilcomayo, aunque se concentraban más en la desembocadura del Bermejo y eran en nùmero, características físicas y costumbres, muy parecido a sus vecinos Mocovíes. Los LENGUAS estaban en el limite norte del país y más en el Paraguay, desde las riberas del Pilcomayo hasta el Yabebirí. Eran cazadores, recolectores y agricultores, más pacíficos que sus vecinos, pero por su sangre, también eran guerreros y no tenían temor a la muerte en la pelea. Los FRENTONES merecieron esta denominación por la costumbre que tenían de raparse la cabeza, desde la frente hasta la mitad de la misma. Poblaban en la actual provincia de Formosa, en las lagunas que existen, entre el Bermejo y el Pilcomayo. Los AGACES lindaban, río Paraguay por medio, con Lambaré, donde habitaban los guaraníes Carios, sus eternos enemigos. Se alimentaban de carne y pescado, canoeros, eran excelentes guerreros en el río, probablemente los mejores. Físicamente eran altos y bien formados. En la época de la conquista, los españoles destacaron a sus mujeres, que Schmidel califica de muy lindas. Los MBAYA, a los que muchos llaman directamente Guaycurues, se dividían también en un buen número de pueblos o tribus, soberbios, muy crueles y guerreros según los jesuitas, calculándose su número en aproximadamente cinco mil personas y eran entre todos, los guerreros más temibles. Entre los que poblaban al este de la región debemos citar también a los PILAGAS, autores del ultimo malón en el año 1917. Los MATAGUAYOS integran una etnia distinta. Dentro de la misma citaremos a los Mataguayos propiamente dicho, que confinaban con los guaraníes Chiriguaná, a los que tenían gran temor. Vivian en la orilla sudeste del Río Grande de Jujuy, y en la franja entre los ríos Bermejo en Argentina y Tarija en Bolivia. Los jesuitas estimaban su numero, en unas doce mil personas. No se destacaban por su valor, lo que no los hacia menos peligrosos ni crueles. Esta etnia tenía varias tribus, que tomaban diferentes nombres; los MATACOS, los VEJOSES, los PALOMOS y los WICHIES y la mayor parte de los autores se inclina por incluir también entre ellos a los CHOROTES y CHULUPIES. Vivian casi siempre tierra adentro, por el temor a los chiriguaná y a los Tobas y no sobre los ríos sino en medio del monte. Son de buena o elevada estatura, bien desarrollados y excelente musculatura. Entre ellos, las facciones más gratas eran precisamente las de los Chorotes. Ese medio de vida, constantemente ocultos, los obligaba a que para tomar agua, debían cavar grandes pozos, donde juntaban la misma en los periodos de las lluvias. Finalmente debemos mencionar a los VILELAS, estaban en los confines occidentales del Chaco y tenían varias parcialidades dentro de su etnia, como por ejemplo, los CHULUPIES, los OCOLES. Como habitaban en las cercanías de Tucumán, entre los ríos Grande y Bermejo, algunos autores sostienen que formaban parte de la etnia de los Lules. No llegaban a más de mil quinientas personas y su temperamento era pacífico, a diferencia de sus vecinos. VI. LOS LULES Estos se dividían en tres tribus: los LULES, los ISISTINENSES y los TOQUISTINENSES. Habitaban originalmente en las faldas del Aconquija, extendiendo posteriormente sus dominios hasta la región del Bermejo, al Sur de los Vilelas. Aunque eran en principio pacíficos y dóciles, se destacaron por su valor y su número era de más de mil personas. Los TONOCOTES habitaban entre los ríos Dulce y Salado, tenían lengua propia, ya desaparecida, diferente a la de los MATACOS, no obstante que los padres Jolís, Techos y Lozano dicen que eran LULES. Me parece más acertado clasificarlos como otros, como una etnia distinta de origen amazónico, tipo racial brasilito.

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