domingo, 3 de diciembre de 2017

A PROPÓSITO DEL SUBMARINO ARA “SAN JUAN”

Por Juan Chicharro Ortega - General de División (R) de la Infantería de Marina Española. Cuando ya parece que todas las esperanzas de encontrar al submarino “San Juan” de la Armada Argentina se dan por perdidas, no puedo menos que sentir un gran dolor por este hecho luctuoso; y lo siento de corazón por la empatía que como militar tengo con unos compañeros caídos en el cumplimiento del deber, y por su condición de marinos y argentinos. Ya comienzan consecuentemente en aquella querida nación, de forma muy a la española, la caza de brujas a la búsqueda de responsabilidades entre el poder político y el mando militar, culpa que seguramente recaerá con toda probabilidad en el mando militar dada su debilidad en una sociedad que sistemáticamente se ha dedicado en los últimos treinta y cuatro años a una intensa campaña de destrucción sistemática de la moral y del equipamiento que vienen padeciendo como consecuencia de la atribución al conjunto de las FFAA de los gravísimos errores que cometieron algunos mandos en la guerra antisubversiva de finales de los años 70. En la Argentina hubo una guerra antisubversiva en la que sin duda hubo excesos pero los hubo por ambas partes, tanto por parte de las FF.AA. como del ERP y Montoneros; y sin embargo la acción de los gobiernos de Néstor Kirchner y su mujer Cristina inclinaron las culpas sólo a una de las partes, es decir contra las fuerzas militares. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que pretendían la reconstrucción nacional fueron derogadas para a continuación arremeter con odio y venganza contra los militares, procediendo a encarcelar a casi 3000 oficiales y suboficiales. Hoy, en Argentina hay militares, en su mayoría ya muy mayores, que se encuentran presos 'preventivos' a la espera de juicios que nunca llegan, siendo el máximo tiempo legal para la prisión preventiva en Argentina es de tres años y sin embargo cerca de 2700 presos militares llevan ya hasta 12 años encarcelados en calidad de 'preventivos´. Muchos están muriendo en estas condiciones en lo que como leo en más de un medio de prensa, por ejemplo, en el diario La Nación, se califica como un genocidio. Por otra parte, ya no existe la justicia militar en Argentina, ya que ésta ha pasado por completo a la jurisdicción ordinaria por lo que el imponer la disciplina en las FF.AA. ya no es competencia de los mandos militares con lo que esto supone de lastre para la eficacia de su funcionamiento. Y si añadimos a todo esto la precariedad presupuestaria y organizativa vigente tal parece que es un milagro que un suceso tan triste como el del submarino “San Juan” sea un hecho aislado. Aún no sabemos las causas del casi seguro hundimiento del ARA “San Juan” pero su recuerdo me lleva a recordar el heroísmo y valentía que sus padres y hermanos mayores demostraron en la guerra de las Malvinas, tan poco conocida en buena parte del mundo. La historia la escriben siempre los vencedores pero es necesario escribir que hubo más de un momento en dicha guerra en los que Gran Bretaña estuvo a punto de iniciar la retirada y dar por perdida la guerra. Si no sucedió así fue debido al continuo fallo de los sistemas de armas argentinos que hicieron inútil el arrojo de sus pilotos cuando, volando al límite de su autonomía, veían que las bombas lanzadas sobre la cubierta de los buques británicos no explosionaban o como el fallo de los torpedos de sus submarinos hacían también inútil la pericia de sus submarinistas. De no haber pasado lo que pasó con estos fallos en el armamento tal vez hoy la historia que se cuenta sería bien diferente. Y doy razón de esto no sólo porque fue así – cualquiera puede saberlo leyendo los partes operacionales de la campaña – sino porque lo sé de fuentes directas toda vez que he tenido ocasión de conocer y hablar personalmente con combatientes de ambos lados tanto argentinos como británicos. Hoy, la tragedia se cierne de nuevo sobre la Armada Argentina y hoy sufro con ellos esta desgracia que no es más que el resultado de una política nefasta en la que la izquierda radical más recalcitrante es responsable en gran medida de lo acaecido y buena prueba de ello son los abundantes comentarios que desde esta perspectiva política se hacen con desprecio sobre sus compatriotas militares, a quienes allá, peyorativamente, les llaman “milicos”. El advenimiento de Macri y del movimiento “Cambiemos”, hoy en el poder, había dado un halo de esperanza a toda esta situación general, pero tras casi dos años en el poder comienzan a percibirse con dificultad los cambios que necesita la nación argentina. Rezo por la dotación del submarino “San Juan” y sus familias y rezo por la nación argentina con la esperanza de un mejor futuro para esta nación que no merece haber sido dirigida por la mayor caterva de políticos corruptos que uno pueda imaginar, entre los que sobresalen Menem, la banda de los Kirchner y compañía. Salve, Stella Maris, recibe a nuestros camaradas caídos del “San Juan”.

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