martes, 15 de octubre de 2019

"Hay una preocupación cívica, republicana, mayor que antes"

Por Carlos E. Hartmann - La Prensa - Para mucha gente, es incómodo votar en contra de la corriente, o quedar en minoría. Hay como una empatía que se crea a favor del ganador, manifestó a La Prensa el politólogo y ensayista. "La política ha perdido prestigio, hay escepticismo y mucho desapego", sentencia el sociólogo Vicente Palermo, ex presidente del Club Político Argentino. Según sus palabras, "afortunadamente", finalizó su ciclo tras cuatro años (dos períodos) al frente de la entidad, en marzo de 2019. - ¿Existe en la actualidad mayor compromiso cívico, o participación política en la Argentina? - Si uno piensa en compromiso cívico, ese compromiso puede tener varios componentes, pero como mínimo, dos. Uno de ellos podría ser la disposición cívica, en el sentido de participar. O sea, la clásicamente llamada "participación política". Consiste en tomar parte, ocuparse, o tener disposición para la política. Esa es una dimensión. Y la otra tiene que ver con los valores cívicos. O sea, valores más vinculados con lo republicano, el gobierno de la ley o a la virtud política. También valores que propenden al pluralismo, a una actitud orientada a la responsabilidad pública, a defender la división de poderes y la autonomía ciudadana. Si uno piensa en compromiso cívico, éste es un concepto o una moneda que tiene aquellas dos caras. - ¿Qué vasos comunicantes existen entre ese concepto y aquél otro fenómeno del cual usted habló públicamente, relacionado con la identificación del votante con el candidato? - Históricamente, la Argentina ha sido un país de gran compromiso y poco civismo. La vida política argentina tiene esos rasgos. Más politizada y más comprometida que en otros países de un mismo nivel de desarrollo que nosotros, y al mismo tiempo con un civismo relativamente escaso. Lo que ha sucedido en la actualidad, y con eso podemos ir al tema de la identificación del votante con el candidato, es que en sistemas políticos que no tienen partidos, o cuyos partidos, como es el caso argentino, son más formales que otra cosa, la identificación tiene que ver con las personas. No es con un partido, sino con un candidato. Los partidos han perdido la sustancia, el carácter fuertemente representativo que tenían en el pasado, y están muy deshechos, deshilvanados. - La política, como ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, ¿ha perdido prestigio y capacidad de convocatoria? - Quizás, las generaciones jóvenes participan menos, tienen menos compromiso o actúan menos en política, salvo los que se especializan, los militantes, pero hay bastante desafección, mucho desapego. Una suerte de darle la espalda a la política. En efecto, hay escepticismo, la política ha perdido prestigio, capacidad de convocatoria, y el ciclo kirchnerista en ese sentido parecía una cosa, pero terminó siendo otra. Ahora bien: en términos de civismo, vamos a ver. Creo que se progresó. Hay una preocupación cívica, republicana, mayor que antes. - ¿En qué lo percibe? - Con sus altibajos, hay mayor preocupación por el tema de la corrupción. Y una vigilancia mayor por parte de muchas instancias en relación con el tema de la Justicia o de que la clase política no debe tener privilegios, que debe rendir cuentas. Hay un mayor control. Entonces, por un lado, yo diría que se perdió bastante en participación, y por otro lado se ganó un poco, y ojalá se siga ganando, en civismo. El tiempo dirá. Y esto se relaciona con lo anterior, por cuanto en todos esos cambios de la política, uno de ellos ha sido la crisis de lo representativo, o de la representación. Entonces la gente está en una actitud un poco ambigua respecto a la política. Por un lado espera, y por el otro lado ni da ni sabe a quién pedirle algo. Pronósticos - Varias encuestadoras ya dieron sus pronósticos para octubre y coinciden en que la fórmula Fernández-Fernández ganaría en primera vuelta... - No lo sé. Cuando uno tiene un resultado, la explicación "ex post" (después del hecho) es fácil. Además, supongamos que se agrande la brecha: al día siguiente va a ser fácil encontrarle una explicación, o dos. Una por lo menos resulta universal, y es el triunfalismo. Para mucha gente, es incómodo votar en contra de la corriente, o quedar en minoría. Hay como una empatía que se crea a favor del ganador. Eso es universal. No lo estoy prediciendo. Solo digo que si se agranda la brecha, esa sería una explicación, pero yo no sé si se va a agrandar la brecha o no. La verdad, es que no lo sé. Es muy difícil hacer predicciones. No creo en las encuestas políticas en general. - Entre las críticas al gobierno de Macri, se señala el aumento de la pobreza, la caída de los índices de producción y la inflación de más del 50%. Usted, como votante del macrismo, ¿qué opina? - Yo podría hacer una crítica más bien política, y no económica, pero muchos economistas hacen críticas bien fundadas en cuanto a los errores de la gestión de la macroeconomía. Me parece que es claro que se equivocaron mucho en macroeconomía. El tiempo permitirá que dilucidemos por qué, exactamente, se equivocaron así. Cuánto tiene que ver con la herencia anterior y cuánto tiene que ver con la obcecación de Mauricio Macri o de Marcos Peña, o con la ceguera para darse cuenta que había algunas cosas que no se podían hacer al mismo tiempo. O con tanta inocencia o tanta ingenuidad (por ejemplo, la ilusión de las inversiones). Por ese lado hubo un campo de errores. Y por el lado político es difícil saber que hubiese sucedido de haber elegido ellos otro camino. Por las dudas yo hubiese probado otro camino: el de coaliciones políticas de gobierno, y no solamente parlamentarias. - Existe la inquietud de desarrollar un gran acuerdo social para salir de la crisis. ¿Es viable la idea de un pacto social? - No, yo no creo en eso. Pero aparentemente Alberto Fernández lo va a ensayar, y ojalá le vaya bien. - ¿Cuáles son a su juicio los mayores daños ocasionados en la época K? - Se pueden criticar muchos aspectos. Lo principal es haber identificado política y corrupción como prácticamente una sola cosa. La política era básicamente corrupción, y la corrupción era básicamente una forma de hacer política. Una cosa es ser corrupto, lo cual no está bien, por supuesto. Y otra cosa es creer que la política y la corrupción son una misma cosa. El político corrupto tradicional tiene, aunque sea intuitivamente, una idea de que la corrupción es corrupción, y que la política es política. Pero creer que la política y corrupción son una misma cosa... - Si partimos de la premisa de que el capitalismo, o post capitalismo, es el mecanismo social más adecuado para generar más prosperidad, ¿cómo se corrige en los hechos la desigualdad social? - Hace 30 o 40 años, le hubiera podido decir con más certeza las respuestas que ahora, porque había algunos modelos. Por ejemplo, el demócrata europeo. Pero en la actualidad no es así. Es una historia larga, pero uno de los motivos es la revolución tecnológica, y otro de los motivos que se combina es el de la liberalización financiera desde los años 70 en adelante, especialmente con el neoconsevadurismo de Ronald Reagan, Margaret Thatcher, etc. O sea la liberalización financiera global. Tenemos una doble globalización. Una globalización tecnológica y una globalización financiera. En ese mundo tan distinto al que era hace 30 ó 40 años, el capitalismo sigue siendo capaz de crear prosperidad, y de sacar gente de la pobreza. Ahora, por otro lado, la desigualdad es horrible, y cada vez mayor. Y está alcanzando niveles absolutamente absurdos, pero no hay una receta clara acerca de cómo combatirla. - ¿Los debates presidenciales son ilustrativos y orientadores para la población? - No lo creo. Podrán ser ilustrativos sí, pero orientadores no. Yo no recuerdo un solo debate que haya cambiado nada. Tampoco hay cómo medirlo. El único debate que se me viene a la cabeza es el realizado entre John Kennedy y Richard Nixon, en 1960. Situación social - Garavano habló de la utilización política de la protesta social por parte de la oposición. ¿Coincide? - Eso es una constante y los dirigentes sociales negocian. Ellos hacen utilización política. No todos los dirigentes, pero muchos sí. - ¿Qué opina de la prórroga de la Emergencia Alimentaria? - No tengo mucho para decir. Es un paliativo indispensable. Apenas eso. - ¿Cómo interpreta lo expresado por el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, sobre la pobreza? - El arzobispo explota políticamente la pobreza. Muchos sacerdotes lo hacen. Si no hubiera pobres no sabrían qué hacer. Los necesitan pobres para siempre.

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