Sabido es que a uno le pueden fallar los amigos, los camaradas y hasta los de la misma sangre, pero en lo profundo del alma de toda persona, anida una última esperanza y ésta no es más que "la esperanza de que se haga justicia"
Cuando un país sufre por tantos años el flagelo de la corrupción, se da el fenómeno nefasto de que esa situación penetra en todos los estratos de la sociedad y en sus instituciones. En nuestro país penetró muy hondo y contaminó hasta a la Justicia, que debería ser la última esperanza de los ciudadanos probos.
Dicen que la Justicia es ciega, pero la nuestra no se privó de ceder ante presiones, amenazas y su poderoso olfato por el dinero para compensar esa ceguera. Miembros de la Corte, Jueces Federales y Fiscales sucumbieron a las presiones del falso relato de los derechos humanos por más de 20 años, a las amenazas personales contra miembros de sus Familias, para no poner en peligro sus carreras judiciales, y también lo hicieron al dulce aroma del dinero, abdicando de sus creencias, dejando de lado códigos y leyes.
En la Argentina 2024, los Jueces Federales y la CSJN actual, deben se la solución y no el problema.
Durante la era Kirchnerista fueron una amenaza a la democracia, a los DDHH y al Estado de Derecho; cometieron con toda impunidad un “asesinato judicial” mediante la destrucción de la Ley y la Justicia.
“El puñal del asesino se ocultó bajo el manto del jurista” (Juicio N°3 -Tercer Reich).
Los que deben garantizar y proteger los derechos fundamentales, creyéndose impunes, se dedicaron a violar cuanta legislación existía para condenar sin pruebas fehacientes a los supuestos autores de hechos cometidos hace casi 50 años. Encarcelaron, por los arbitrariamente llamados “delitos de lesa humanidad”, prescriptos según nuestras leyes, y no dejaron en ese camino trapisonda por hacer.
Condenaron a muerte a los que en aquellos tiempos defendieron las Instituciones del Estado, de los ataques de los Grupos Terroristas.
Según Fallo de la CSJN (Octubre 2020) “estamos frente a una decisión política sobre una cuestión jurídica”, es decir políticamente motivada, legalmente arbitraria y procesalmente inválida, que genera responsabilidad internacional del Estado por violación de tratados suscriptos por nuestro país. Aún así, se sienten protegidos por el sistema para violar los DDHH de los ex agentes del Estado de los años 70’. Se mueven en el campo del odio, la ilegalidad, y la arbitrariedad.
Los Legisladores y la Justicia, derogaron leyes con años de vigencia, reinterpretaron pactos
internacionales a su conveniencia, anularon indultos y llamaron "jóvenes idealistas" a los terroristas que asolaron el país. Forzaron los hechos para crear el escenario de un “plan sistemático de exterminio de población civil por motivos políticos”.
La justicia federal y la CSJN, cometieron un Crimen de Estado, violaron la CN, la legislación nacional y las convenciones internacionales, al condenar a muerte segura en prisión, a numerosos inocentes adultos mayores ¿Será Justicia?
Dice el Talmud ¡Ay de la generación que debe juzgar a sus jueces!
Campo de Mayo, 15 de Septiembre de 2024.