miércoles, 23 de enero de 2013

INDEFENSION RELATIVA DE LA REPUBLICA ARGENTINA. :: Inteligencia-nacional-argentina

INDEFENSION RELATIVA DE LA REPUBLICA ARGENTINA. :: Inteligencia-nacional-argentina

Muy interesante.

La pauta probatoria en los delitos de lesa humanidad Nuestra jurisprudencia aún no recogió los estándares de los tribunales internacionales para juzgar y probar violaciones de derechos humanos La Corte Penal Internacional, en lo que ha sido sólo su segunda decisión firme, acaba de absolver a Mathieu Ngudjolo de las horribles acusaciones que pesaban sobre él en relación con los crímenes de guerra, esto es, con delitos de lesa humanidad perpetrados en el transcurso de un conflicto armado interno, cometidos en el Congo, en 2003. Se trata de asesinatos (con gente quemada viva o asesinada con machetes) y violaciones, de los que fueron víctimas unas 200 personas, incluyendo mujeres y niños, en un pueblito congolés llamado Bogoro, en una provincia rica en minerales preciosos. ¿Por qué fue absuelto el acusado? No porque los crímenes no existieron, sino porque, desde la fiscalía, no se pudo probar "más allá de toda duda razonable" su participación en ellos. Es decir que no se demostró que tuviera conocimiento pleno no sólo de lo sucedido, sino, además, que su conducta se hallara vinculada y atada a la intencionalidad y propósitos inhumanos de quienes, en los hechos, consumaron los aberrantes delitos dentro de un plan criminal común sistemático, exigencia ineludible en este tipo particular de delitos. Ocurre que ésa, y no otra, es la pauta probatoria que hoy indiscutiblemente está vigente para este tipo de crímenes en todos y cada uno de los tribunales penales internacionales, sin excepción. Es, además, la expresamente reconocida en el propio Estatuto de Roma, en su articulado, y por el Reglamento del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Esa pauta es tan importante que, con razón, ese último tribunal tiene dicho que ella "tiene que ver con la garantía del Estado de Derecho". Esto garantiza que se haga justicia en lugar de revancha. Por esto, toda la doctrina internacional moderna es unánime en defender y aceptar esta misma pauta probatoria, que naturalmente impone a los acusadores el deber de probar sus acusaciones "más allá de toda duda razonable", como exigencia imperiosa que es para respetar la presunción de inocencia. Así, se actúa con seriedad y se puede hacer justicia con conciencia. Esa pauta es necesaria para evitar invertir ilegalmente la carga de la prueba y obligar a los acusados a tener que demostrar su inocencia, con prueba negativa, lo que naturalmente se tiene por contrario a derecho. Debe sumarse que en nuestro medio esto sucede, a veces, décadas después de la ocurrencia de los hechos investigados y con personas enfermas y de edad avanzada que bien pueden ser inocentes, pero que muchas veces quedan en una suerte de condenable indefensión. Por esto, Patrick Kinch, en un trabajo muy reciente, concluye con absoluta razón que esa pauta, por exigente que pueda parecer, es nada menos que una garantía exigida por el debido proceso legal. En ella, por cierto, están comprometidos tanto el derecho al debido proceso legal, como la presunción de inocencia misma, ambos derechos humanos irrenunciables con protección explícita en el derecho internacional. El alto requerimiento probatorio es, por lo demás, propio de la magnitud y excepcionalidad de los delitos de lesa humanidad. Y es claramente imprescindible para poder desterrar las aventuras revanchistas que de otro modo se hacen posibles. Lamentablemente, nuestra jurisprudencia aún no ha recogido formalmente esta pauta. Y a veces sigue aferrada a un precedente ya obsoleto, resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 1988. Nos referimos al caso "Veláquez", al que además con alguna frecuencia se interpreta mal, por no decir torcidamente, como queriendo decir que, en casos de desapariciones, puede probarse el delito investigado mediante simples indicios, presunciones e inferencias. Pero omitiendo decir que en esa misma sentencia se aclara que, en todo caso, eso es de aplicación solamente para los tribunales internacionales y no lo es para los tribunales domésticos, agregando que, no obstante, los indicios, inferencias y presunciones deben siempre llevar a conclusiones claras y consistentes con los hechos. No a relatos sin el sustento adecuado.  

A ELLOS:

A ellos, que vistieron el uniforme de la patria con honor. A ellos, que un día la patria les reclamó que den su vida. A ellos, que emprendieron una lucha difícil contra un enemigo claro, que hoy se le pretende ver como monaguillos del bien. A ellos, que obedientes se avinieron a defender la patria sin ningún interés particular, de rangos, de cargos, económicos, solo a luchar por defensa de la nación contra un enemigo que levantó sus armas, vistiendo uniformes, teniendo cargos militares, apoyo del exterior; invadiendo poblaciones, matando civiles y militares y llevando el máximo caos al país entero. A ellos, que hoy son desconocidos por sus propias fuerzas armadas, por los propios poderes de la nación, por su propio presidente. A ellos, que en silencio llevan el peso de la cruz de una guerra que han triunfado en honor a la patria y obedientes a los poderes de la nación. A ellos, que nada se les reconoce. A ellos, que hoy son tratados como delincuentes. A ellos, que a pesar del interés malicioso del trato que le dan los hombres que detentan los poderes del estado, como grandes soldados se avienen a soportar este peso injusto. A ellos, que la historia sabrá darles el honor que hoy detrás de un manto blanco o detrás del interés particular del gobierno, pretenden desconocerles. A ellos, que lo único que han sido, son simplemente soldados. A ellos, que mantienen el carácter de hombres castrenses amantes de sus fuerzas armadas, sirvientes de la patria creyentes en haber cumplido el mandato de la nación. A ellos, que son obligados a someterse como presos comunes y ser agredidos en cada trato que se les brinda. A ellos, que no les otorgan ni derechos a defenderse en el marco de las normas que corresponden. A ellos, que los han alejado de sus familias y tratados como presos y sin pena alguna encerrados en cárceles comunes y en muchos casos por una década. A ellos, que bien saben hasta los propios autores de esta persecución injustificada, que resultan ser grandes soldados. A ellos, que la templanza los acompaña. A ellos, que no esperan nada de la nación y solo entienden haber cumplido con su mandato como soldados en un conflicto en donde su propia patria le ordenó actuar. A ellos, que actuaron obedientes en forma castrense. A ellos, que deben culminar sus días sin el deber de una nación en rendirles honor y solo esperando el momento del encuentro de los clarines celestiales que sonarán dando cuenta del verdadero reconocimiento en justicia que Dios les tiene. A ellos, que la historia, sin duda, no podrá olvidar y deberá rendir el reconocimiento debido. A ellos, que como mi padre, fueron y son grandes y orgullosos soldados de una patria que los ha olvidado, no porque no los reconozca, sino porque grupos que buscan su interés particular y pecuniario, conjuntamente con un gobierno parcial y lejos de los intereses del pueblo, han nublado la verdadera historia, la han distorsionado y pretenden transformar a los verdaderos monstruos de esa guerra en monaguillos sirvientes del bien. Entonces, a ellos, los grandes soldados que hoy injustamente enfrentan juicios sin sustento constitucional, ausentes de todas las garantías y con una parcialidad manifiesta frente a la gran presión del poder ejecutivo; ¡¡ a ellos, a estos soldados de la patria!!, es mi gran deseo que tengan una navidad cercana a Dios, esperando un año nuevo, que les mantenga el valor que los ha hecho, a cada uno, UN GRAN SOLDADO. Dr. GUILLERMO FELIPE CORONEL (Hijo de un gran soldado, el mayor de ejército Don Julio César Coronel; herido en combate en la guerra contra los delincuentes guerrilleros, a quienes hoy se les pretende rendir homenaje desde el Gobierno Nacional; y muerto en la batalla de esta maliciosa guerra de desprestigio y olvido, que ha gestado el Gobierno Kirchnerista. Pero triunfante, por saber que no pudo mentirosamente condenarlo: muy por el contrario, DEBIÓ ABSOLVERLO)

Por la memoria de nuestros abuelos y padres inmigrantes

El abuelo un día cuando era muy joven allá en su Europa miró el horizonte y pensó que otra senda tal vez existía. Y al viento del norte que era un viejo amigo, le habló de su prisa, le mostró sus manos que mansas y fuertes, estaban vacías, y el viento le dijo: ""Construye tu vida detrás de los mares, allende tu España, allende tu Italia"". Y el abuelo un día en un viejo barco se marchó de España. El abuelo un día, como tantos otros, con tanta esperanza partió de su Italia. La imagen querida de su vieja aldea y de sus montañas se llevó grabada muy dentro del alma, cuando el viejo barco lo alejó de España, lo sacó de Italia.- Cristina Fernández ha dicho que los que bajaron de los barcos hace poco más de 100 años, lo hicieron muertos de hambre. Como si haber venido con las ilusiones de quien quiere salir de una situación de angustia, de países arrasados por guerras y calamidades, los convirtiera en seres despreciables o inferiores a los que hay que reprocharles la apertura que tuvieron para ellos otros gobernantes argentinos que hacían honor a la denominación argentino. Esos que ella llama muertos de hambre fueron nuestros abuelos, que no sólo vinieron para saciar su hambre, sino que lo hicieron sin buscar que los alimentaran gratuitamente con las limosnas dadas a los pobres, hoy llamadas por ella planes, que no son trabajar, sino planes haraganear, para mantener a sus beneficiarios en la dependencia de la pobreza y así canjearlos por votos que le aseguran mantenerse en el poder y en su enriquecimiento vergonzoso. Esos muertos de hambre, señora Presidente, fueron quienes hicieron rica nuestra patria hasta alcanzar el 6º lugar en el mundo. Esos muertos de hambre, señora, clavaron el arado por primera vez en la mayor parte de la tierra argentina para hacerla el granero del mundo. Esos muertos de hambre, señora, iban a trabajar llevando un pan, dos cebollas y medio litro de vino, para poder ahorrar lo suficiente y así poder traer a su mujer y sus hijos a compartir esta bendita tierra. Esos muertos de hambre, señora, amaron esta tierra como usted ni siquiera puede imaginar, sembraron en ella no sólo el trigo, sino que le dieron muchos hijos y nietos, que hoy somos esa clase media que usted desprecia, y esos hijos y nietos aprendimos que la dignidad del hombre comienza con el trabajo, porque significa cumplir el mandato bíblico "ganarás el pan con el sudor de tu frente". Claro, que algunos de esos hijos se dedicaron, como usted y su marido, a trabajar prestando plata con usura y apoderándose de los bienes de quienes no podían pagar sus deudas, lo que sí los convirtió en muertos de hambre. Por todo esto, señora presidente, su desprecio a nuestros abuelos, los que hicieron la Argentina próspera, la Argentina del trabajo en paz. en la que la gente se quería y se sentaba por las tardes en la puerta de su casa, con la seguridad de que nada alteraría su descanso luego del trabajo honesto, y mandaban a sus hijos a la escuela y la universidad gratuita, para que ellos pudieran llegar a estar en esa clase media despreciada por usted, ese desprecio digo, señora, es el desprecio a lo más rico y generoso que puede ostentar nuestra patria: ese hombre simple, que no es revolucionario con las armas que matan, sino con las herramientas que producen vida. Usted, señora, es rica, multimillonaria con infinidad de propiedades, entre otras, esos costosísimos departamentos de Puerto Madero, o el lujosísimo que su niña Florencia utiliza en Estados Unidos, y ricos son también sus amigos-súbditos del gobierno, que nos tildan a los "acaudalados laburantes de la clase media" que pagamos sus lujos y caprichos, como los bien vestidos. Como si no tuviésemos al menos la pobre libertad de vestirnos decentemente. Estamos indignados. señora Presidente, ya no porque nos ofenda como lo hace habitualmente, sino porque ha ofendido a nuestros padres y a nuestros abuelos, esos hombres honestos a los que usted debería rendir homenaje renunciando a su soberbia y a su pretendida ilusión de perpetuarse en el poder, y ofreciendo su fortuna a la proclamada y no cumplida distribución de la riqueza. Un consejo señora: desde hoy guarde luto por las ofensas que ha inferido al pueblo argentino, en especial a nuestros ancestros y a sus descendientes, la clase media. Y llore, sí llore de tristeza verdadera por el daño que le está haciendo a la sociedad argentina, a la que ha dividido como nunca lo estuvo en su historia. Llore señora Presidente, llore mucho hasta que termine su mandato y váyase al exilio lejano, que será el lugar donde quizá encuentre el olvido de todos los argentinos de bien aunque allí gaste la fortuna. que comenzaron sus ancestros FERNANDEZ.- Fdo: YO EL CIUDADANO DE CLASE MEDIA, que dejó un momento su trabajo, para defender el honor de mis abuelos, esos muertos de hambre que bajaron de los barcos, para hacer la patria grande que hoy estamos perdiendo.

UNA OPINION MUY SERIA

El ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, opinó que "llega el momento de tener que asumir la realidad, que es un ajuste de todos los datos monetarios de la economía". Lavagna podría ser candidato a diputado nacional en los comicios de octubre –aún no lo decidió-, de hecho su nombre sonó para la compulsa porteña en una lista que responde al sciolismo. Actualmente trabajando con Hugo Moyano y también asesorando al Intendente de Tigre, Sergio Massa, es un hombre que conoce a los Kirchner y su manejo económico desde adentro. Lavagna vaticinó un 2013 a contramano de las estimaciones del cristinismo que prevé un repunte económico. En declaraciones radiales, el ex candidato presidencial afirmó que 2013 tendrá una economía de "escaso crecimiento, poca inversión y poca creación de empleo" con una inflación "superior al 25%". "Después de haberse usado todos los márgenes de maniobra que el Gobierno tenía en 2007, superávit fiscal, superávit en las cuentas externas, etcétera; una vez agotado eso, llega el momento de tener que asumir la realidad, que es un ajuste de todos los datos monetarios de la economía", abundó el ex ministro. Si bien Lavagna mientras era ministro afirmaba al igual que los Kirchner que había que mantener una política de subsidios a los servicios públicos porque era una forma de reintegrarle a la población lo que se le había quitado con las megadevaluaciones de 2002 a los servicios públicos bajo administración nacional -nunca alcanzó a las jurisdicciones provinciales ni municipales- responsabilizó al Gobierno por el aumento en el nivel de subsidios, que provocó entrar en déficit fiscal durante el año pasado. "A principios de 2006 sumaban $3500 millones, el año pasado fueron $90.000 millones, o sea multiplicado 22 veces. Cualquiera que maneje una caja sabe que no soporta una suba imprevista de gastos de esa magnitud", señaló. Sobre el cepo al dólar, Lavagna anticipó: "Hay situaciones en las cuales las devaluaciones son inevitables porque ha habido un falseamiento previo de los datos, caso de la convertibilidad, por ejemplo, o el caso actual. Pero la devaluación sola no sirve para nada, hay que ponerla como una pieza más dentro de un programa económico y social integral". Del reportaje "(...) -La brecha entre el dólar blue y el oficial llegó a 50%. ¿Hay descontrol en el mercado cambiario? -Esto ocurre siempre que hay datos de la economía que han sido falseados durante mucho tiempo. Entonces hoy hay subas de impuestos por todos lados, subas de combustibles, subas de las valuaciones inmobiliarias. Y entre las tantas cosas que se empiezan a mover fuera del control del Gobierno está, precisamente, el valor del dólar. El proceso es bastante generalizado. Después de haberse usado todos los márgenes de maniobra que el Gobierno tenía en 2007, superávit fiscal, superávit en las cuentas externas, etcétera; una vez agotado eso, llega el momento de tener que asumir la realidad, que es un ajuste de todos los datos monetarios de la economía. -¿Por qué se han perdido los superávit gemelos? -Porque para mantener algunos datos de la economía en un nivel no realista, ejemplo el costo de la energía y el del transporte, el Gobierno ha hecho un uso masivo de subsidios hasta que entró en situación de déficit. Empezó a usar los fondos de la Anses, la emisión del Banco Central... Para que tengamos una idea de la dimensión de lo que son estos subsidios, que no son los sociales, a principios de 2006 sumaban $ 3-500 millones, el año pasado fueron $ 90.000 millones, o sea multiplicado 22 veces. Cualquiera que maneje una caja sabe que no soporta una suba imprevista de gastos de esa magnitud. -¿El ajuste del gasto frenaría la escalada inflacionaria? -Sí, pero o se trata de bajar el gasto reduciendo salarios o jubilaciones. Acá hay otros gastos que hay que bajar y otras transferencias que, en general, quedan en manos de grupos más o menos amigos del Gobierno. -¿En el nivel de emisión se puede encontrar un motivo para el actual nivel de inflación? -Sí, pero eso hay que ligarlo al diseño de la política económica. El Banco Central puede actuar con seriedad y emitir lo que la economía realmente acepta, simplemente poniéndose de acuerdo con quien tiene que conducir la política, que es el Ministerio de Economía. Es un problema de si el Ministerio tiene un programa económico que es consistente o no lo tiene. -¿Considera que no lo tiene? -Bueno, los resultados están ahí. Los datos concretos muestran que el superávit en la cuenta en pesos, que es el superávit fiscal desapareció; el superávit en la cuenta en dólares, que es la cuenta corriente del país, también desapareció y por eso tenemos el cepo cambiario; la inversión ha caído respecto de las tasas a las cuales vino creciendo hasta 2006. El crecimiento promedio del segundo semestre de 2002 hasta 2006 fue de 9 puntos por año. Desde 2007 en adelante es de 4%. Se crece a un ritmo que es la mitad y el número de años necesarios para duplicar el ingreso de los argentinos pasó de 9 a 20 años. -¿Es posible liberar el cepo cambiario? -Si por liberar lo que estamos sugiriendo es el tema de la devaluación, las devaluaciones aisladamente no sirven para mucho. Hay situaciones en las cuales las devaluaciones son inevitables porque ha habido un falseamiento previo de los datos, caso de la convertibilidad, por ejemplo, o el caso actual. Pero la devaluación sola no sirve para nada, hay que ponerla como una pieza más dentro de un programa económico y social integral."